Cruz intenta convertir la 'contra' en un movimiento político
Unión Nicaragüense Opositora (UNO) analizará a partir de hoy en San José de Costa Rica la situación creada tras la salida de Adolfo Calero de la troika dirigente. También planificará la nueva estrategia para un futuro en el que aparece como figura principal Arturo Cruz, de 64 años, única personalidad antisandinista con suficiente bagaje democrático para encabezar un movimiento político sin tufo somocista.
La nueva cúpula de UNO -constituida, además de Cruz, por Alfonso Robelo y Pedro Joaquín Chamorro- intenta desesperadamente salir de una crisis que refleja la incapacidad de las organizaciones financiadas por EE UU para acabar por las armas con el régimen revolucionario de Managua. El relevo producido supone, en este sentido, la apuesta por una solución política, en perjuicio, al menos temporalmente, de la salida militar.Calero y Cruz representan las dos caras de una misma moneda de presión contra Managua. Su rivalidad de siempre es el reflejo de la lucha entre dos opciones para combatir a los sandinistas.
Calero, de 61 años, antiguo gerente de la Coca-Cola en Managua, agente de la CIA -según los sandinistas- desde hace 20 años, vinculado a la dictadura de Somoza, jefe de una fuerza militar integrada por antiguos guardias somocistas, es la opción dura. Prometía la victoria militar y ha fracasado. Cruz, aliado inicial de los sandinistas, antiguo embajador en Washington, también hombre de confianza de Estados Unidos, ha defendido siempre la necesidad de que la oposición antisandinista rompa sus lazos con el somocismo.
Los sucesos de las últimas dos semanas demuestran que Washington se ha decidido finalmente a dar su respaldo a Cruz.
La polémica se ha visto revitalizada por la discusión en el Congreso norteamericano del nuevo presupuesto de ayuda a los antisandinistas, para los que Ronald Reagan pide 105 millones de dólares (unos 13.500 millones de pesetas). El Departamento de Estado es incapaz de demostrar a los congresistas que los 100 millones de dólares aprobados el año pasado -de los que hasta ahora sólo han sido enviados a sus destinatarios 60 millones- han sido utilizados para debilitar al régimen sandinista.
Una nueva oportunidad
Washington ha creído que la sustitución de Calero por un hombre como Cruz, que se proclama defensor de una línea centrista y ha llegado a ser recibido por representantes de Gobiernos europeos, puede ayudar a que se conceda una nueva oportunidad a la contra. El tercer miembro del trío dirigente, Alfonso Robelo, es claro partidario de la alternativa Cruz. Surgido también de la oposición a Somoza, Robelo, de 48 años, llegó a ser miembro de la primera Junta de Gobierno.Para hacerse cargo del liderazgo de la contra, Cruz ha puesto esencialmente dos condiciones: respaldo decidido de EE UU y completo control sobre las organizaciones políticas y militares antisandinistas. Ambas son difíciles de cumplir. En cuanto a la primera, el comité de espionaje del Senado votó esta semana en contra de la ayuda económica a los antisandinistas. Esta votación no es, desde luego, decisiva, pero sí indicativa.
Por lo que respecta a la segunda condición, hay que recordar que Adolfo Calero sigue siendo todavía el jefe político de la Fuerza Democrática Nicaragüense (FDN), el único grupo armado que combate contra las tropas sandinistas con un Ejército de unos 15.000 hombres, según fuentes norteamericanas.
Pese a que este grupo no ha conseguido éxitos militares notables, Cruz no puede ser el líder efectivo de la contra sin su respaldo y colaboración. Después de la dimisión de Calero, el jefe militar del FDN, Enrique Bermúdez, aconsejado, según The New York Times, por funcionarios norteamericanos, envió un telegrama a Cruz en el que apoyaba los cambios registrados en UNO. Pese a que esta iniciativa indica aparentemente que Bermúdez está dispuesto a poner su fuerza al servicio de los objetivos políticos de Cruz, otros precedentes hacen que persistan algunas dudas. Cruz, que fue abucheado cuando visitó recientemente un campamento de la contra, nunca ha sido bien visto por los ex guardias somocistas, que lo consideran blando e indeciso.
Fuentes sandinistas opinan que, después de este reajuste en la cúpula de UNO, "no ha cambiado lo esencial, el apoyo pleno de EE UU a la contrarrevolución", y dudan de que Cruz pueda durar en la jefatura de la contra más tiempo del que el Congreso emplee en decidir la ayuda a los antisandinistas.
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