Ascensos lentos
En relación con el comentario aparecido en EL PAÍS del pasado día 21 de enero, sobre ascensos lentos con exigencias mínimas, referido a los cuadros de mando en nuestras Fuerzas Armadas creo necesario hacer unas aclaraciones sobre lo que Carlos Yarnoz escribe.Los tenientes de la escala activa mal pueden abandonar las academias militares a los 20 ó 22 años, cuando para ingresar en las mismas se necesita tener la selectividad aprobada, hacer una oposición que, como mínimo, exige tener un año de preparación y cinco de carrera, lo que supone, con mucha suerte y aprobando la oposición a la primera, seis años de estudios, que sumados a los 18 años que tienen al comenzar, supondría la finalización de su carrera a los 24.
Si los tenientes no hacen exámenes o pruebas especiales para su ascenso a capitán es porque salen con dicha aptitud de sus academias; luego no lo necesitan.
Los capitanes no permanecen entre cinco y siete años en su empleo; el que escribe es capitán, y en el presente año cumplirá 10 de antigüedad en el mismo, y aún está realizando el curso de aptitud para ascenso a jefe que lo finalizará a últimos de mayo, en el caso de que supere el nivel a alcanzar. Antes de ascender a comandante no se hace el "curso interarmas"; lo que se denomina en su periódico "curso interarmas" es "fase interarmas", ya que es una parte del curso citado anteriormente. En lo referente a que ningún capitán ha visto truncada su carrera por la realización de ese curso, testifico que es totalmente falso. Existen algunos casos.
Asimismo, y sintiendo que sea la constante de esta aclaración, discrepo de nuevo sobre que las exigencias profesionales para lograr "la progresión en el escalafón son mínimas", cuando para continuar avanzando en nuestra profesión es necesario e imprescindible hacer un curso para pasar de oficial a jefe, con una duración superior al año; concretamente, en el caso de la 292 promoción de la Academia General Militar, desde febrero de 1986 hasta finales de mayo fase de correspondencia, una fase de armas y una fase de interarmas).
Todo esto, y para terminar, se hace además de una intensa dedicación a la profesión (como cualquier buen profesional), superar unas oposiciones, hacer una carrera y la realización de cursos de carácter militar y a veces algún que otro civil.
Ignoro la escala de valores empleada por Carlos Yárnoz para calificar de "mínimas" las exigencias profesionales para el ascenso, pero ¿no cree el señor Yárnoz, a la vista de lo expuesto, que se podía elevar la calificación de "mímma" a, por lo menos, "notable"?- Capitán de Infantería.
