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Estudiantes.

ERO

Ahí están, hechos un alboroto. Nuestra camada. Los hijos de quienes fueron hijos en el 68. Nosotros llevábamos el pelo frito; ellos exhiben la cabellera en punta, galvanizada por un electroshock de pomadas capilares. La cosa, ahora como antes, es molestar: diferenciarse de la estética oficial. De modo que ahí están los chicos con sus crestas dando la tabarra por la calle, mientras los padres de hoy les observan entre suspicaces y pasmados. Porque los padres modernos no saben muy bien cómo tomar tanta desfachatez adolescente. Por un lado, su pasado medianamente progre les aconseja cautela a la hora de enjuiciar a sus cachorros: nadie quiere pasar a la historia como el burgués cegato que no comprendió el 68. Pero, por otro, el recuerdo de sus marchitas y añejas batallas impone en los cuarentones de hoy un tono paternalista y despectivo: ¿que queréis cambiar lo de la selectividad? Pues vaya una bobada: nosotros queríamos cambiar el mundo; ahí queda eso. Lo cual es una chulería que equivale a decir: no hay joven más joven ni rebelde más rebelde que tu padre, mequetrefe. Eso sí: en lo de mequetrefe coinciden los progenitores de hoy y los de antaño.Ahí están los estudiantes, desatados, estrenando la solidaridad y la embriaguez de la lucha común. Pasean las calles bebiendo litronas, tocando panderetas y exhibiendo pancartas de leyendas líricas: "Liberad nuestro futuro de los barrotes de vuestras leyes". El movimiento estudiantil francés ha sido el detonador definitivo que les ha puesto en pie de guerra: del mismo modo que el 68 parisiense tuvo su reflejo en el 69 hispánico. Los muchachos de hoy pelean por causas concretas, por el articulado de las leyes, por la letra menuda del BOE, lo cual ya son ganas de pelear; no son realistas porque no piden lo imposible. Han surgido de una década individualista y heladora, y están aprendiendo a unir lo colectivo y lo privado. Por eso se echan a las calles y llenan sus pancartas de poemas: porque tienen hambre de fraternidad y de combate. Esto se está poniendo interesante.

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