Clima de enfrentamiento entre Convergència y los socialistas ante las próximas municipales
La decisión del presidente de la Generalitat de Cataluña, Jordi Pujol, de suprimir la Corporación Metropolitana de Barcelona (CMB) -entidad de coordinación de servicios que agrupa a 27 municipios del área barcelonesa- por considerar que en la práctica actúa como contrapoder político de la Generalitat, ha desatado una "guerra a muerte", según expresión utilizada por un cualificado dirigente socialista, entre la coalición nacionalista Convergéncia i Unió (CiU) y los socialistas catalanes.Este hecho -acentúa el deterioro de las relaciones entre las dós instituciones con más poder de Cataluña -la Generalitat y, el Ayuntamiento de Barcelona-, abierto tras la designación de Barcelona como sede olímpica, dentro del clima de preparación de las próximas elecciones municipales, en las que CiU aspira a conseguir la alcaldía barcelonesa.
El presidente Pujol rompió el pasado viernes las conversaciones que mantenía sobre el futuro de la CMB por medio de una carta al alcalde de, Barcelona y presidente de la CMB, el socialista Pasqual Maragall, en la que le comunicaba que su decisión de suprimir la institución es irreversible.
Nacionalistas y socialistas se acusan recípro camente desde hace meses de que, tras sus planteamientos sobre la CMB, se esconden intereses partidistas. Los socialistas, defensores de la necesidad de la CMB como gestora técnica de los intereses metropolitanos, acabaron ofreciendo a la Generalitat una participación en el organismo, comprometiéndose a evitar la utilización política de la institución, pero Pujol lo ha rechazado. La reacción de Maragall ha sido augurar un clima de abierto enfrentamiento entre ambos partidos para los próximos años.
Precampaña
Al enrarecimiento del climapolítico entre CiU y el Partit del Socialistes (PSC-PSOE) ha contribuido también laágresiva precampaña electoral que está haciendo Convergéncia para dar a conocer a su candidato a la alcaldía de Barcelona, el conseller de Economía, Josep Maria Cullell, que ha pasado a protagonizar todas las conferencias de prensa que ofrece el Gobierno catalán tras sus reuniones, y que ha protagonizado personalmente los anuncios televisivos de la deuda pública de la Generalitat.Los socialistas sostienen que estas actividades de promoción partidista son incompatibles con su permanencia en el Gobierno autonómico.
Por otra parte, han trascendido algunos problemas protocolarios en el reciente acto de imposición de la Medalla de Oro de Barcelona a don Juan de Borbón, al que asistieron los Reyes y otros miembros de la Familia Real. El Ayuntamiento no invitó al acto a los principales dirigentes de CiU, a excepción de los concejales y de quienes ocupan, cargos institucionales.
Entre las personas a las que no se invitó figuran el portavoz de Minoría Catalana en el Congreso de íos Diputados, Miquel Roca, y los consellers del Gobierno de Pujol, cuando sí asistieron algunos políticos retirados en la actualidad, como el comunista Gregorio López Raimundo o el, decano de la facultad de Derecho, Jordi Solé Tura. Según diversas fuentes, Pujol intentó infructuosamente que se invitara al menos a Cullell.
Dentro de este clima, el Gobierno de la Generalitat y CDC intentaron neutralizar y boicotear un homenaje que 330 clubes deportivos barceloneses ofrecíeron el pasado día 16 a Pasqual Maragall y a cuantos trabajaron para la candidatura olímpica de Barcelona.
Diversos presidentes de las entidades organizadoras han reconocido la existencia de presíones convergentes para desconvocar el acto y han lamentado la indiferencia mostrada por Pujol, invitado a presidir el homenaje.
El presidente de la Generalitat prefirió realizar un viaje privado a Pontevedra en esa fecha.
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