Retratos de Jomeini
Los retratos de Ruholá Jomeini se duplicaron o triplicaron en 1986 en el Líbano musulmán; nuevas mujeres shiíes adoptaron el negro chador; beber alcohol o comer jamón se hizo más dificil; los contados occidentales que aún lo habitan se sintieron aún más extraños, y no sólo a causa de los secuestros, sino también de la islamización creciente de la sociedad.Irán influye directamente en la segunda corriente shií libanesa, el Hezbollah o Partido de Dios, poderoso en los suburbios musulmanes de Beirut y en el sur del país. La militancia de Hezbollah no cesó de aumentar a lo largo del pasado año, así como el presagio de su líder espiritual, el religioso Mohamed Husein Fadlallah, 51 años, casado y padre de 11 hijos.
Fadlallah, más pensador que activista, portador del turbante negro que le proclama sayyed o perteneciente al linaje del profeta, ganó nuevo público para sus plegarias de los viernes en la mezquita de Beirut de Bir Abid desde que en 1985 escapó a un brutal atentado, que sus partidarios firmaron: made in USA.
Otra conexión iraní es el grupo Amal Islámica. Su líder, Husein Musawi, antiguo químico, fue ganado para la causa del integrismo hace ya muchos años por el iraní Mustafá Chamran. El grupo de Musawi está basado en Baalbek, valle de La Bekaa, y, según algunos medios de comunicación norteamericanos, tiene relación con los secuestradores de rehenes extranjeros en Líbano y con los activistas que provocaron una oleada de atentados en Kuwait en diciembre de 1983.
Baalbek es también la base de los 1.000 pasdaranes o guardias revolucionarios íraníes que llegaron a Líbano en 1982. Se consideran "más misioneros que luchadores".
Por el contrario, el líder de la principal milicia shií, Amal, el prosirio Nabih Berri, ganó en 1986 nuevas sospechas entre sus correligionarios, que le encuentran demasiado "laico", "moderado" y seguidor del "estilo burgués occidental".
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