El ganador del Premio Tirso de Molina, de 21 años, no quiere ser autor dramático
Ignacio García May es un joven estudiante de 21 años, alumno de tercer curso de la Real Escuela de Arte Dramático y Danza de Madrid. Hace unas semanas, su nombre fue actualidad nacional al serle concedido a un texto que él escribió con 19 años uno de los galardones teatrales más importantes de este país: el Premio Tirso de Molina, dotado con ocho millones de pesetas (uno para el autor y siete de subvención para el montaje). García May afirma que no quiere ser autor dramático.
No quiere ser autor dramático pero escribe. No quiere ser actor pero se prepara para ello incansablemente. No quiere ser director de escena, pero estudia esa técnica. Siempre anda lampando económicamente, pero se va a gastar el dinero de la dotación en poder ir al Reino Unido a aprender de los actores británicos que interpretan a Shakespeare. No es contradictorio; es que, como él lo expresa a través de unos ojos vivos e insultantemente azules, quiere ser "un hombre de teatro". La obra, titulada Alexio, una comedia de tiempos pasados, relata las aventuras y desventuras de una compañía de cómicos del siglo XVII. "Son unos chalados que se juntan en un concurso de teatro en Sevilla en 1620, lo que significa un error histórico, a que esto no sucedía. Me ha preocupado especialmente dotarla de un ritmo con el que el público no pueda aburrirse", dice.Las bases del Premio Tirso de Molina suponen que la obra sea montada y grabada para televisión. García May no oculta sus temores ante el director que le caiga en suerte. Como todos los alumnos de la escuela de Arte Dramático que han pasado por las manos de José Estruch, siente una especial devoción por este director, ignorado por gran parte de la profesión, y admirado por aquellos jóvenes que han podido trabajar con él. "Me fío de él, pero todo estará en función de la actitud que tenga el director que vaya a montar esta obra", afirma.
Cuando recorre con la memoria su afición por el teatro y cuenta que le interesa especial mente desde hace cinco años, se remonta, dado su edad, a la adolescencia: "Antes me interesaba el cine, quería ser actor. No es cierto que cualquiera pueda hacer cine, hay que reivindicar al actor. Otra cosa es el fantoche que se pone ante una cámara" Fue así como García May llegó al teatro: "Me di cuenta de que era muy difícil, que hace falta una técnica y el desarrollo metodológico de una serie de cosas. Acudía la escuela precisamente por eso, pero una vez allí me incliné más por el teatro". Su pasión por William Shakespeare se remonta casi a su infancia, ya que el primer libro que leyó, a los 11 años, fue Hamlet.
Unanimidad del jurado
Este año, al Premio Tirso de Molina, que convoca anualmente el Instituto de Cooperación Iberoamericana (ICI), han concurrido 212 autores de diferentes países de Europa y Latinoamérica, así como de Estados Unidos. En la edición de este año la opinión del jurado fue unánime desde un principio. Estuvo formado por Maruja López, directora de la Real Escuela de Arte Dramático y Danza; Rafael Herrero, director del departamento de dramáticos de Televisión Española; José María Palacio, del Instituto de Cooperación Iberoamericana; el director de escena José Estruch, y el director del Centro Dramático Nacional, Lluís Pasqual, que actuó de presidente de este jurado.Pasqual comenta cómo acudió preocupado a la sesión de votaciones. "Yo tenía un claro y único candidato, cuando lo normal es acudir con varios, pero esta vez el texto no me ofrecía dudas. En ningún momento pensé quién podría ser. Cuando nos reunimos, pude comprobar que a todo el jurado le pasaba lo mismo", señala. De esas deliberaciones previas:a la votación se ha filtrado en los medios profesionales que hubo alguien que apuntó la posibilidad de que el texto fuera de Fernando Fernán-Gómez y todos coincidieron en que en ese texto había un aire que recordaba el estilo de ese autor. La decisión fue tan rotunda que ni siquiera han existido los habituales finalistas. El libro había sido presentado antes sin éxito al concurso Marqués de Bradomín.
Babelia
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