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Gorbachov continúa su política de apertura con la liberación de la militante pacifista Arisa Chukaieva

Una militante del movimiento ilegal de pacifistas soviéticos, Arisa Chukaieva, ha sido liberada de la pena de internamiento a la que fue condenada por sus actividades en el Grupo por la Instauración de la Confianza entre la Unión Soviética y Estados Unidos, según pudo saberse ayer en fuentes disidentes. Se trata, según los observadores, de un paso más en la política de apertura emprendida por el líder soviético, Mijail Gorbachov, y que alcanzó su máxima expresión con la liberación, la semana pasada, del célebre físico disidente Andrei Sajarov.

Chukaieva llegó a Moscú, la capital soviética, a finales de la semana pasada tras serle levantada, el pasado mes de julio, su condena a dos años de internamiento en un campo de trabajo, según precisó Alexandre Rubchenko, miembro del mismo grupo pacifista que ella.Rubchenko desmintió las informaciones según las cuales el Grupo de Confianza se había disuelto, hecho que anunció un comunicado transmitido el pasado miércoles por teléfono a los corresponsales occidentales destacados en Moscú. Seis personas que dijeron pertenecer a dicho grupo afirmaron haber aprobado un texto en el que se decía: "Consideramos que en el estadio actual, hemos hecho todo lo que estaba en nuestro poder y que avances futuros en este terreno sólo pueden realizarse a escala nacional y no exclusivamente con nuestros esfuerzos".

Otros 30 miembros del Grupo de Confianza, entre ellos Nina Kovalenko, afirmaron también que poseguía su trabajo y su,defensa de los prisioneros. Todos ellos subrayaron que no se planteaba la "disolución" de su movimiento.

Andrei Sajarov ha manifestado, en una entrevista publicada ayer por varios periódicos estadounidenses, entre los que figura The New York Times, que seguirá luchando por la liberación de los presos políticos en la URSS, pero que no actuará como líder del movimiento soviético en pro de los derechos humanos. Sajarov aprovechó la entrevista para dar a conocer los nombres de nueve disidentes encarcelados y pedir que sean puestos en libertad.

Seguir investigando

Sajarov señaló que la fragilidad de su salud y su deseo de reincorporarse a sus trabajos de investigación limitarán su activismo político. "Deseo dedicarme más a la ciencia. Mi tiempo está pasando y esa tarea es importante para mí, de modo que tengo que limitarme en algún sentido", dijo, según The New York Times. "Entiendo que por mi trayectoria, mi posición actual y mi pasado ocupo un lugar especial entre los disidentes, pero no el lugar de un líder o jefe. No soy el comandante de un ejército", añadió.El célebre científico, conocido en todo el mundo porque colaboró en la fabricación de la primera bomba de hidrógeno soviética, recibió el jueves en su apartamento de Moscú a periodistas de los periódicos estadounidenses The New York Times, The Washington Post, The Chicago Tribune y U. S. News and World Report.

En otra entrevista, esta vez a una cadena de televisión norteamericana, el Nobel de la Paz declaró que el proyecto norteamericano de crear un escudo espacial defensivo cotra misiles (SDI, Iniciativa de Defensa Estratégica) no tendrá éxito, y que no debería: vincularse a otros acuerdos soviético-norteamericanos.

"No crelo que la Iniciativa de Defensa Estratégica llegue a ser lo suficientemente efectiva para parar a un oponente poderoso", manifestó Sajarov. "Considero que en un futuro lejano la SDI será una posibilidad técnica, pero siempre será imposible desde el punto de vista de la estrategia militar", añadió.

Por medio de un traductor, el fisico soviético negó informes europeos según los cuales Gorbachov estimuló su liberación a condición de que hablara contra la SDI. Manifestó que consideraba "realmente negativa" la SDI porque "cualquier oponente fuerte con un nivel de tecnologías suficientemente alto puede siempre superar los logros técnicos del otro bando" y nunca tendrá que invertir tantos recursos como el creador de la SDI".

Pese a todo, el científico agregó que entendía que la investigación sobre la SDI en Estados Unidos no iba a detenerse.

Andrei Sajarov regresó a la capital soviética el pasado martes, tras haber sufrido siete años de exilio interno en la ciudad perrada de Gorki como represalia por sus críticas a la política soviética, especialmente a la violación de los derechos humanos y a la invasión soviética de Afganistán.

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