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Cartas al director
Opinión de un lector sobre una información publicada por el diario o un hecho noticioso. Dirigidas al director del diario y seleccionadas y editadas por el equipo de opinión

Evocación de Tierno

Siendo madrileña de nacimiento y de vivencias durante mis primeros 25 años, aunque ahora resido en otra provincia, me considero obligada a hacer la siguiente exclamación: ¡ay, si don Enrique levantara la cabezalAyer, después de una larga temporada, hice una visita a la capital de España. Mi primer encuentro fue con la glorieta de Atocha. Sentí una gran alegría visual, al encontrarme dicha plaza despoblada de las grandes moles de cemento, que tanto perjudicaban su estética. Tuve esta primera satisfacción porque mi imaginación fue más allá, y la supuse totalmente acabada, ajardinada, descontaminada, culturizada; vamos, al estilo Madrid de los sueños de Carlos III.

Mi segunda visita fue a la Puerta del Sol. Mis ilusiones anteriores se derrumbaron, ya que los resultados de esta última, a escasos días de su inauguración, dejan mucho, pero mucho que desear. En mi modesta opinión, uno de los pocos aciertos es la limpieza y pintura de sus vetustos edificios, que podrían realzar la belleza del entorno. Pero hay dos matasellos que la desvirtúan en totalidad: la falta de zonas verdes, por escasas que éstas fueran, y sobre todo el alumbrado, ya que su cometido se lo han concedido a unas farolas (por llamarlas de alguna forma) pobres en resplandor y, más que pobres, mendigas en belleza. Parecen más pensadas para un proyecto de cabo Cañaveral que para la remodelación de una de las plazas más típicas de España. íAy, si don Enrique levantara la cabeza.-

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