El espectador inteligente
De Georges Bizet. Agnes Baltsa, Josep Carreras, Joana Borowska y Bodo Brikinann en los principales papeles.Dirección escénica: Antonello Madau Díaz.
Coreografía: José de Udaeta. Producción: Gran Tetatro del Liceo.
Orquesta y coros del Liceo dirigidos por Ralf Weikert. Barcelona, 21 de diciembre de 1986.
"Esta obra considera inteligente incluso como músico, al espectador". La sentencia es de Nietzsche y está referida a la Carmen de Bizet. Y prosigue el filósofo: "Escuchándola, nosotros mismos nos transformamos en una obra maestra". Y aún: "Esta música es malvada, refinada, fatalista: pese a ello, sigue siendo popular, posee el refinamiento de una raza, no la de un individuo".
Adorno, en su ensayo Fantasia sopra Carmen, no dejó de subrayar la justeza de tales reflexiones y fue incluso más allá: clamor "retraducido en la naturaleza", el amor "como fatum, comofatalidad, cínico, inocente, cruel del que hablaba Nietzsche a propósito de la cigarrera gitana, llega para él a borrar todo rastro de sentido, "a impedir que pueda nacer la ilusión de que los acontecimientos de la existencia son más de lo que en realidad son".
Todo ello puede contribuye a explicar por qué Carmen sigue siendo una obra tremendamente popular y a la vez por qué cual quier interpretación significa una traición a la obra y suscita pareceres de muy distinto signo. De entre las múltiples versiones, en la actualidad destaca, por refrendo popular, la de Agnes Baltsa. Una Carmen vocalmente impecable, con insinuaciones antológIcas en el trabajo de modulación de la voz: la seguidilla del primer acto dejó claro el listón por encima del que salta la extraordinaria cantante griega. El Don José de Carreras musicalmente está dentro de esa misma primerísima categoría. Su personaje se crece -"se hace", diría Nietzsche- conforme avanza la representación hasta el inolvidable "Sí, yo la he matado, yo, mí adorada Carmen". Escénicamente, sin embargo, adolece de cierto estatismo, en parte propio del mismo personaje.
Menos rico de recursos fue el Escamillo Bodo Brinkmann -aunque fue subiendo de tono- y en cambio preciosa la Micaela de Joana Borovska en su dulcísima aria del tercer acto. Bueno el resto del reparto, incluido el coro que tiene un notabílísimo papel. Y excelente trabajo al frente de la orquesta de Ralf Weikert, que sacó los mejores resultados del conjunto y muy especialmente de las comprometidas intervenciones de la madera. En el bello cuadro flamenco de José de Udacta para el segundo acto no se arrancó la Baltsa por soleares, como ha venido haciendo por toda Europa. Todo un detalle por su parte, que hay que comprender y aplaudir. Y así lo hizo el público, hasta el delirio en una velada memorable.
Babelia
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