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La bajada de los carburantes y de los alimentos reduce del 9,3% al 8,3% la tasa de inflación

El índice de precios al consumo (IPC) bajó en noviembre un 0,2%, según el Instituto de Estadística (INE). Gracias al abaratamiento de los alimentos y de algunos carburantes, el índice acumulado en enero vuelve a situarse dos décimas por debajo del 8% de objetivo oficial para todo 1986. Pero la tasa de inflacción ha cedido hasta un punto: del 9,3% al 8,3%. Así el Gobierno considera más probable acabar el año en el 8,5%. Medios sindicales expresaron sus cautelas, mientras la patronal no ocultaba su satisfacción

Desde que se inició la crisis energética, hay que remontarse a junio de 1985 para encontrar una baja de los precios, fenómeno desde entonces habitual en otros países occidentales. En aquel mes, el IPC bajó también un 0,2% aunque la tasa de inflación cedió igualmente un punto, porque -como ha sucedido ahora- en el mismo mes del año anterior los precios habían subido un 0,7%. Las cifras del INE han vuelto a presentar tan buena cara como los avances filtrados semanas antes desde Economía y Hacienda. Y ello porque los precios oficiales de la alimentación -han bajado un 0,9%, lo que de por sí ha reducido en 0,32 puntos el índice general. Queda pues consolidada la moderación de los alimentos; en octubre sólo subieron el 0,1%, después de encarecerse un 2% en el mes desde junio. Dentro de la alimentación, para cuyo freno el Gobierno liberalizó importaciones, las bajas se han centrado precisamente en algunos de los consumos más populares: hortalizas (15,2%), carne de ave (3,6%) y carne de cerdo (2,3%). Estas cifras oficiales de abaramiento medio contrastan con las alzas próximas al 30% (unas 50 pesetas el kilo) pagadas por los consumidores de pollo y cerdo en diversos mercados de grandes ciudades a mediados de noviembre. Por el contrario, el INE dice que la patata ha subido el 2,4%, el pescado el 3,8%, los huevos el 1, 1 % y las bebidas alcohólicas el 1%.División de opiniones

Excluidos los alimentos y bebidas, el resto de los precios -seguidos por los analistas como el mejor índice de la inflación subyacente- han subido un 0,2% (hasta el 6,8% en tasa anual), a pesar de que el Gobierno bajó a principios de noviembre el precio de los combustibles para restar 0,35 puntos a todo el IPC. Sin esta decisión, los precios no alimenticios habrían subido tanto como en septiembre y octubre (0,5%), dos décimas más que en los cuatro meses centrales del año. Portavoces oficiales se apresuraron ayer a declarar que la baja de la gasolina sólo ha supuesto ocho milésimas en el IPC. Un análisis menos parcial confirma que el transporte personal bajó un 7%, con un impactado reductor de 0,079 puntos en el IPC general. Pero también los gastos de la vivienda -en los que ha repercutido la baja energética- disminuyeron el 4,9%, con otra defiación mayor: 0,14%. Así, el conjunto de los transportes bajó un 0,6% y el de la vivienda el 0,5%. Elturismo, el menaje y los gastos de esparcimiento y cultura han mantenido la moderación: todos han subido en torno al 0,3%. Sin embargo, el vestido y el calzado - se encareció un 2,4%. Los servicios médicos y sanitarios subieron otro 0,5%. Mientras medios de la patronal CEOE no ocultaban su satisfacción, fuentes sindicales expresaron cautelas. Para CC 00, "una evolución así sólo es posible con la manipulación administrativa de los precios; es decir, interviniendo en algunos productos, algo contradictorio cuando los mismos que lo hacen defienden la total liberalización". Añadieron que así sólo se consigue frenar coyunturalmente la inflación, como demuestran las cifras de los renglones alcistas. UGT valoró positivamente la reducción de precios, "ya que supone una nueva desaceleración del ritmo de subida de los precios". El sindicato socialista considera que "sólo gracias a la reducción de precios de los productos petrolíferos el IPC se ha situado en el -0,2%, lo que demuestra que las medidas reclamadas por UGT son efectivas para yugular la inflación".

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