Labor docente

Uno de los motivos que me llevan a escribir esta carta es la felicitación que merece el editorial del sábado 6 de diciembre de 1986, donde se ofrece una visión bastante representativa del estado actual de la Universidad y la enseñanza media.En defensa de los profesores, al menos de la enseñanza media, debo decir que su labor no está, desde luego, facilitada por la Administración y su estado de ánimo no debe ser el ideal si cada año escolar se tiene que trasladar de centro (desde Asturias a Extremadura; luego, a Valencia, y cualquiera sabe el próximo sitio). Al contrario de otros que tienen plaza fija y se dedican a soltar el rollo (apenas preparado en casa) y recoger la pasta cada mes.

La educación no está concebida para prepararnos hacia el futuro, ni mucho menos para el presente, así que ¿para qué estudiamos?, ¿para obtener un nivel cultural y un título? Vayamos por partes, el sistema nos obliga a ser meros receptores de información (en muchos casos, antigua y desfasada), copiar, empollar y soltarlo a la hora del examen; como consecuencia, la inmensa mayoría de los conocimientos se olvidan en el plazo de un año. En cuanto al título, no está devaluado sólo por su masificación (que, en todo caso, sería un dato positivo), sino que no sirve absoluta mente de nada para obtener un puesto de trabajo. Además, la educación no sólo adolece de unos planteamientos anacrónicos y pasivos, sino que carece de los medios más elementales para impartir la enseñanza (ahí van ejemplos de mi centro: en muchos casos las pizarras no existen, son paredes pintadas de verde; no hay el menor indicio de una biblioteca; los seminarios no están equipados; la calefacción es antigua y no calienta, pero gasta 2,5 millones al año; ni si quiera tenemos una sala donde proyectar diapositivas...). ¿Qué función cumple la enseñanza media? Si se reflexiona sobre esto, la idea de una expresión enseñanzas medias = guardería aparece cada vez más clara. La perspectiva de acabar la EGB y no tener ninguna labor social que realizar lleva a los padres a tomar una decisión por sus hijos ("para que el niño se pierda en la calle prefiero que esté estudiando"). Así, más o menos, andan las cosas; por ahora nos dedicamos a hablar y escribir cartas, pero tranquilos, esperen y ya verán.- Presidente de la Asociación de Jóvenes Estudiantes del Instituto Carolina Coronado. Almendralejo,