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Ofensiva de Moscú en la politica de derechos humanos

Gorbachov pone en marcha una arriesgada estrategia en la Conferencia de Seguridad Europea

Una macabra coincidencia hizo que en el Día de los Derechos Humanos, celebrado el pasado miércoles, se conociera la muerte en prisión de uno de los disidentes soviéticos que más destacaron por su coraje cívico. Anatoli Marchenko de 48 años, murió un día indeterminado de las últimas semanas en la cárcel de Chistopol como consecuencia de más de 20 años de detención en condiciones infrahumanas. Pocas horas después de conocerse la noticia de la segunda muerte de un conocido disidente en prisión desde que Míjail Gorbachov dirige el Kremlin -antes fue el poeta ucraniano Vasil Stus-, la URSS proponía oficialmente en la Conferencia sobre Seguridad y Cooperación en Europa (CSCE), en Viena, la celebración de una conferencia sobre derechos humanos en Moscú.

Esta propuesta ya fue anunciada por el ministro de Asuntos Exteriores de la URSS, Edvard Shevardnadze, en la ceremonia de apertura de la CSCE en Viena y los diplomáticos occidentales la recibieron no sin cierta ironía. La celebración de una conferencia sobre derechos humanos en Moscú le parece a más de uno mencionar la soga en casa del ahorcado. Aceptar un solemne encuentro sobre esta espinosa cuestión en algún edificio suntuoso de Moscú, mientras son detenidos en los alrededores disidentes soviéticos y judíos que piden libertad de expresión o emigración, podría costarle caro a más de un político occidental ante la opinión pública de su país.Sin embargo, la propuesta soviética no es una broma más o menos pesada, sino que forma parte de una política totalmente nueva hacia los derechos humanos que ha implantado Gorbachov desde que tuvo acceso a la máxima dirección de la URSS. Cuando, en el verano de 1984, el presidente francés, Frangois Mitterrand, en visita oficial en Moscú, evocó en la cena solemne en el palacio del Kremlin el "caso del profesor Sajarov", el entonces máximo dirigente soviético, Konstantin Chernenko, respondió secamente: "No permitimos a nadie que se inmiscuya en nuestros asuntos".

La estrategia ha cambiado. La UR SS ha pasado a la ofensiva también en este campo, que le es mucho más tortuoso que otros. En el 272 Congreso del Partido Comunista de la URS S, en febrero pasado, Gorbachov propuso un sistema de seguridad internacional que incluyera como pilar "la cooperación" en la realización de los derechos individuales en "un espíritu humano y constructivo".

Disidentes beneficiados

Varios destacados disidentes soviéticos se han beneficiado ya de la nueva actitud, que, lejos de significar un mejor trato para los miles aún presos y deportados, sí tiene la clara voluntad de eliminar obstáculos para la consecución de un clima más positivo entre los dos bloques. Así, Anatoli Charanski y Yuri Orlov han podido emigrar a Occidente y la poetisa Irina Ratushinkaya ha quedado en libertad.Las reformas de las leyes de emigración y de reunificación de familias ya en marcha podrían al menos paliar los graves efectos que para la credibilidad de todas las propuestas soviéticas en otros campos, como el desarme, tiene su intransigencia en su política represiva hacia la disidencia y la emigración de las minorías.

Estas titubeantes concesiones han sido acompañadas por una actitud mucho más decidida en hacer frente a las acusaciones de Occidente, criticando a su vez la violación de los derechos humanos en los países capitalistas, especialmente en EE UU. En la CSCE de Viena, la URSS ya ha anunciado que va a denunciar la negación a amplios sectores de la sociedad norteamericana de derechos elementales como el derecho al trabajo, a una vivienda digna, a la educación gratuita y, sobre todo, el derecho a la vida, que, según Moscú, es negado al mundo por Washington con su carrera de armamentos, que supone una amenaza para la paz y sume a grandes regiones en la miseria.

El 10 de diciembre, frente al monumento a Pushkin en Moscú, donde se solían manifestar los grupos de disidentes, este año se celebró un acto oficial en el que aparecieron pancartas condenando la violación del "derecho fundamental a la vida". En las emisoras oficiales de todos los países socialistas europeos se pueden escuchar estos días grandes alocuciones en defensa de los "verdaderos derechos humanos", que violan los países occidentales con sus ejércitos de parados y el desmantelamiento de las redes sociales por parte del neoliberalismo.

Aún es pronto para saber si la nueva estrategia tiene el mismo objetivo que la antigua: la venta de algunos perseguidos a cambio de facilidades crediticlas o suministro de tecnología, práctica común de países por lo demás tan diferentes como la URSS, Rumania y la República Democrática Alemana. El enfrentamiento entre los bloques sobre derechos humanos ha dejado en todo caso de ser unidireccional.

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