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El síndrome de las secretarias

La captación del funcionario del Ministerio Federal de Defensa Juergen Westphal por parte de los servicios secretos del Ministerio de Seguridad del Estado de la República Democrática Alemana (RDA), el célebre Stasi, cuyo cerebro es el general Mischa Wolf, demuestra una vez más la especial vulnerabilidad que supone para la seguridad de la República Federal de Alemania (RFA) la existencia de un cuerpo altamente especializado, conocedor de las circunstancias privadas de toda una legión de funcionarios en la capital federal y, además, sin barrera idiomática alguna que dificulte los contactos.Según cálculos del contraespionaje de la RFA, son unos 8.000 los agentes del Este en activo en su territorio. La mitad aproximadamente está al servicio del Stasi, un ministerio que, con su sede a pocos metros del muro de Berlín, pasa por ser uno de los centros más brillantes de información, desinfórmación y captación de agentes.

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En los últimos años, los servicios de contraespionaje de la RFA viven bajo el auténtico síndrome de las secretarias de Bonn, un sector del funcionariado muchas veces en contacto con informaciones confidenciales, integrado en gran parte por mujeres solteras o divorciadas que, en el pasado, han demostrado ser vulnerables a chantajes afectivos que han culminado en actividades de espionaje.

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