Resultados vascos

En los días siguientes a las elecciones para el Parlamento de Euskadi, celebradas el pasado 30 de noviembre, estamos leyendo interpretaciones de los resultados habidos con el denominador común de destacar el aumento del voto nacionalista y la conveniencia derivada de considerar imprescindible el contar con los partidos de ese signo para el gobierno de la comunidad.Parece legítima dicha lectura, como también lo es -creo que en igual medida- la hasta ahora no destacada, ni siquiera por los periodistas especializados, de que en Euskadi, quizá por primera vez, ha resultado mayoritario el voto a los partidos que, al menos ellos, se declaran de izquierda, y -por tanto- con las mismas razones que se pide, y a veces se exige, un lendakari nacionalista, podría pedirse un Gobierno presidido por el Partido Socialista Obrero Español y del que estuvieran ausentes los partidos de derecha y de centro, como pudieran ser Coalición Popular, Partido Nacionalista Vasco, Eusko Alkartasuna y Centro Democrático y Social, al fin y al cabo rechazados por la mayoría del voto vasco.

Otra cosa es que la conveniente normalización de las relaciones políticas del país, unida al rechazo de actitudes no democráticas y a la propia voluntad declarada de un determinado grupo sedicentemente de izquierdas de no colaborar con más Gobierno que el que se derive de su unión con grupos que anteponen a las ideas derivadas de la conciencia de clase la defensa de un concepto de nación, hagan aconsejable el buscar soluciones pactadas.

Pero esto debe hacerse siempre sin olvidar que las elecciones han dado unos detertninados resultados y que al partido ganador de las mismas y ampliamente mayoritario entre los grupos de izquierda no puede pedírsele que abdique de los derechos y responsabilidades que le ha otorgado el pueblo vasco.- Abogado.