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Nuevas manifestaciones de jóvenes en París

Lluís Bassets

Varios miles de jóvenes siguieron manifestándose ayer, durante toda la jornada, en París y en distintas ciudades francesas para expresar su protesta por la firmeza del Gobierno en el mantenimiento de la ley de reforma universitaria que lleva el nombre del ministro de Universidades e Investigación, Alain Devaquet. Rechazaban también así la actuación de la fuerza pública en la manifestación del jueves, que reunió a 500.000 estudiantes en París y 200.000 en provincias.

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Chirac anuncia que retira la parte de la ley que más afecta a los estudiantes

El Gobierno del primer ministro, Jacques Chirac, celebró ayer dos reuniones de ministros afectados por el problema estudiantil, que fueron calificadas por diversos medios de comunicación como sesiones del Gabinete de crisis.Las responsabilidades de los grandes incidentes que se produjeron al término de la manifestación del jueves fueron ayer objeto de polémica, tanto entre la clase política francesa como entre las propias asambleas de estudiantes.

El resultado de los enfrentamientos fue de tres estudiantes heridos graves -uno de ellos ha perdido un ojo, y otro, una mano-, 10 heridos de consideración -que permanecen todavía hospitalizados- y 20 más con heridas leves. Entre las Compañías Republicanas de Seguridad (CRS), 20 policías fueron internados con heridas de diversa consideración. A mediodía de ayer, 93 estudiantes permanecían detenidos.

En la asamblea de la universidad de Cersier, uno de los delegados estudiantiles afirmó: "Los agricultores que votan a Chirac pueden cortar carreteras y derribar camiones sin que les manden las CRS; nosotros no podemos manifestarnos pacíficamente". Entre los mismos portavoces de los estudiantes era explícito el disgusto por la violencia desencadenada durante cinco horas en la noche del jueves, y no se descartaba que hubieran actuado provocadores especialmente interesados en convertir la fiesta juvenil en un tumulto.

Monory, el más criticado

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Las críticas más duras se dirigieron ayer contra el ministro de Educación Nacional, René Monory, por su afirmación de que todo dependía del resultado de la manifestación. Tanto la oposición como los estudiantes, o incluso el sindicato de policía CFDT, aseguraron que esta actitud está en el origen de los enfrentamientos que se produjeron cuando los jóvenes recibieron la noticia de que su petición no había sido aceptada.Fuentes estudiantiles aseguraron que las cargas más duras de la policía, en la explanada de los Inválidos, se produjeron justo después de la reunión entre los ministros Monory y Devaquet y los delegados del movimiento. Diversos participantes relataron las cargas realizadas contra grupos pacíficos de jóvenes que permanecían sentados y en silencio en la calzada.

La sorprendente radicalización de un movimiento que había despertado la simpatía de la población, sin recibir críticas ni tan siquiera de los portavoces del Gobierno, ha crispado la vida política francesa en las últimas 24 horas. Miembros de la actual mayoría conservadora han intentado mostrar su distancia respecto al Gobierno por el torpe tratamiento que ha recibido el movimiento estudiantil.

Varios diputados conservadores se han mostrado partidarios de la retirada de la ley. El presidente de la Unión para la Democracia Francesa (UDF), Jean Lecanuet, espera del Gobierno "que concilie el diálogo con la firmeza", pues "no debe divorciarse de la juventud, que es el futuro del país".

El ex primer ministro Raymond Barre ha asegurado que "hay que dar prueba de comprensión y evitar los juicios sumarios". Las reacciones de la izquierda y de las centrales sindicales, desde Force Ouvrière hasta la CGT, así como de los sindicatos de enseñantes han sido mucho más duras, criticando al Gobierno por la actuación de las fuerzas de orden público y por su intransigencia con las exigencias estudiantiles.

El Gobierno, en cambio, ha empezado a deslizar interpretaciones más tradicionales, sin intentar por el momento la descalificación de los estudiantes. Según Jacques Toubon, secretario general de la Asamblea para la República (RPR), los jóvenes están infiltrados por trotskistas y extremistas que han conseguido incluso variar la composición de la coordinadora general.

Un portavoz estudiantil que reconoció la presencia en la coordinadora de jóvenes que militan en grupúsculos de extrema izquierda no admitió en ningún momento esta explicación del Gobierno. En su opinión, el Gobierno pretende esconder la provocación urdida para desprestigiar al movimiento estudiantil.

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Sobre la firma

Lluís Bassets
Escribe en EL PAÍS columnas y análisis sobre política, especialmente internacional. Ha escrito, entre otros, ‘El año de la Revolución' (Taurus), sobre las revueltas árabes, ‘La gran vergüenza. Ascenso y caída del mito de Jordi Pujol’ (Península) y un dietario pandémico y confinado con el título de ‘Les ciutats interiors’ (Galaxia Gutemberg).

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