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Reagan aprobó ya en 1985 que Israel vendiera armas a Irán, según McFarlane

Francisco G. Basterra

Ronald Reagan aprobó que Israel vendiera armas a Irán en septiembre de 1985, algo que hasta ahora han negado insistentemente el propio presidente y su ministro de Justicia, Edwin Meese, según ha revelado Robert McFarlane, ex consejero de Seguridad Nacional, al Comité de Inteligencia del Senado, informó ayer The New York Times. La tesis oficial es que hasta el 17 de enero de 1986, Reagan no autorizó, con una orden ejecutiva secreta, el envío de armas a Teherán. El presidente voló ayer a su retiro de Camp David, mientras caía en picado su popularidad.

El 68% de los norteamericanos piensa que Reagan no controla la presidencia, y una mayoría de la población está convencida de que el presidente no está contando toda la verdad y que deberá enfrentarse a una investigación similar a la del escándalo Watergate.La Cámara de Representantes y el Senado formarán comités especiales de investigación, que iniciarán sus trabajos en enero. Pero ya el lunes el secretario de Estado, George Shultz, y el director de la Agencia Central de Inteligencia (CIA), William Casey, declararán, en audiencia pública y televisada, ante el Comité de Relaciones Exteriores de la Cámara baja.

Ayer aparecieron también nuevas pruebas que fundamentan la idea de que el Gobierno norteamericano estaba mucho más implicado de lo que dice en la llamada red privada de ayuda a la contra nicaragüense, de la que formaba parte el vuelo del norteamericano Eugene Hasenfus, capturado al ser derribado su avión. The Washington Post revela que el agregado militar de EE UU en El Salvador, el coronel James Steele, con instrucciones de su embajador, controlaba de cerca los suministros aéreos clandestinos a la contra y mantenía contacto directo con las tripulaciones, integradas por ex miembros de la CIA. Cada día que pasa aparece más claro que las revelaciones sobre la guerra sucia contra Nicaragua pueden ser más dolorosas para el presidente que la venta de armas a Irán. Los aviones contratados por el Gobierno de EE UU para enviar ayuda humanitaria, legal, a los rebeldes antisandinistas eran luego aprovechados para el suministro ¡legal de armas en una confusa operación que el Departamento de Estado mantiene que es legal. En algunos de esos vuelos, con ropa y medicinas, se introdujeron también armas, informó ayer la agencia Upi. Y algunas personas relacionadas con la red de ayuda privada, montada por el ex asesor de la Casa Blanca, Oliver North, también estaban vinculadas con la oficina de ayuda humanitaria del Departamento de Estado.

El ministro de Justicia afirmó el pasado 25 de noviembre -cuando estalló el escándalo del desvío a la contra de fondos procedentes de la venta de armas a Irán- que Reagan sólo había sido informado, "de una forma general", después del primer suministro israelí de armas, en septiembre de 1985.

Tres fuentes diferentes con acceso a la declaración de McFarlane aseguran que el presidente informó a los israelíes, a través de él, en agosto de 1985, que autorizaba el envío de material bélico a Irán. La Casa Blanca no desmintió ayer estas revelaciones que sitúan a McFarlane, que diseñó la operación secreta iraní, como la garganta profunda, dispuesta a contarlo todo. Esta actitud contrasta con la de su sucesor al frente del NSC, John Poindexter, y la del teniente coronel Oliver North, que hasta ahora se han negado a declarar ante los investigadores del Senado.

McFarlane ha dicho también, supuestamente a puerta cerrada, que en otoño de 1985 se convenció de que era necesario detener la entrega de armas a Irán porque se trataba claramente de una operación para pagar el rescate de los rehenes.

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[Varios parlamentarios republicanos pidieron ayer a Reagan que prescinda de algunos de sus colaboradores criticados por el Irangate, entre ellos Donad Regan y Casey, pero el presidente rechazó la petición, informa AFP.]

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