Nuevos monjes para Baltar

El asentamiento de una comunidad terapéutica de base para el tratamiento de drogadictos en el monasterio de Baltar, situado en el municipicio de Narón, próximo a El Ferrol, está siendo impedido desde mediados de 1985 por la oposición de parte de los vecinos. Frente a esta postura se alza la voz favorable de personalidades como el superior de los padres claretianos, anteriores dueños del centro.

En los próximos días se espera un desenlace definitivo de la situación, pues está en juego la propia viabilidad del proyecto. La Asociación Ferrolana para el Estudio y la Prevención de la Drogodependencia (ASFEDRO), constituida en enero de 1985, es la entidad promotora de la iniciativa. Inmediatamente a la constitución, se iniciaron ya los contactos con la orden de los padres claretianos de León de cara a conseguir la cesión del monasterio de Baltar, que se halla deshabitado y en perfecto estado de conservación. La cesión se produjo hace dos semanas, a pesar de la oposición de parte del vecindario.Los habitantes de O Val, temerosos de "un incremento de la conflictividad social y una contaminación de la zona" provocada por la presencia de "camellos y drogadictos", solicitaron de los superiores de la orden un cambio de postura. Producto igualmente de esta tensión generada, el sacerdote que oficia en la capilla del monasterio resultó agredido hace meses por un grupo de vecinos, quienes le amenazaron verbalmente. Comenzaron entonces a celebrarse asambleas semanales en O Val, al tiempo que se llevaban a cabo campañas de propaganda en contra de la comunidad terapeútica.

Apoyos al proyecto

Pese a esta negativa, la federación de asociaciones de vecinos, que engloba 28 colectivos de ocho municipios, se pronuncia a favor de la granja-taller y comienzan a llegar las primeras subvenciones para el proyecto procedentes de la Xunta, que ya concedió 18 millones y prevé un desembolso de más de 30 para 1987 de diversos ayuntamientos y la diputación provincial.Los responsables de ASFEDRO consideran que el problema principal es de falta de información: "No hay peligro para el vecindario, por cuanto en el monasterio solamente recibirán tratamiento aquellas personas que viviendo en La Coruña o Lugo deseen voluntariamente ser atendidas. Todos ellos permanecerán en régimen de internado por períodos aproximados de 15 días, sin posibilidad de recibir visitas". Si los temores ceden, Baltar podría comenzar a funcionar en enero próximo, contando con una plantilla de 16 especialistas. Se da la circunstancia de que un número importante de las personas susceptibles de recibir atención habitualmente se mueven por la zona de O Val .