El mundo es un pañuelo
Desde la fundación de su periódico, hace 10 años, éste forma parte de mis hábitos y costumbres de vida.El pasado 4 de noviembre, en la página del del diario me llamó la atención el artículo firmado por Alfonso Sastre Hamburguesas en mi barrio, donde el dramaturgo habla de la cultura de la comida rápida (fast food) y, sutilmente, critica a la empresa donde trabajamos hace años. He leído otros artículos del autor, por ejemplo, polemizando con otros escritores habituales de su periódico sobre ETA y la autodeterminación de Euskadi, sobre la Monarquía como institución cuestionable y alguno plausible contra la dictadura franquista. Respecto a la calidad de sus obras de teatro no ha sido, desde luego, un viaje agradable por la literatura contemporánea, como tampoco alcanza el nivel necesario la aportación al mismo género de la República Federal de Alemania lo escrito por Günter Walraff. Esto es lo que los jóvenes literatos empiezan a llamar "la cutrez intelectual y la poca creatividad en este género". Esperamos, desde luego, que los nuevos delfines de nuestra literatura no se basen en reliquias intelectuales contemporáneas de izquierdas, o los de siglos atrás para hacer mosaicos literarios y no caigan en la chabacanería, lo burdo y lo insípido de algún residual de izquierda como Sastre. No creo que ningún joven se inspire en el paleolítico gastronómico (comer carne cruda). Ahora se suele aderezar porque, simplemente, está más rica y porque todo evoluciona con rapidez.
Mis compañeros, como yo, no toleramos que nuestros mocos traspasen la frontera del moquero para participar en la etnia del filete, ni que las cucarachas puedan darse un paseo por el universo de la hamburguesa, ni sirvan de acompañamiento salsero. ¿No entiende, señor Sastre, que la dignidad profesional e higiénica de los 600 trabajadores de McDonald's está por encima de cualquier elucubración filosófico-intelectual? ¿No cree usted que hay ciudadanos que prefieren la comida rápida, bien porque tienen prisa o porque sus niveles económicos no les permiten sentarse en un buen restaurante y disfrutar de un marmitako de los arrantzales? Y si no, pregúnteselo usted a las diputadas autonómicas recién elegidas en el Parlamento de Hamburgo, del partido verde, que celebraron su triunfo, del 10% de los votos obtenidos, en una hamburguesería de Hamburgo; por cierto, donde Günter Walraff se ha inspirado en el libro, no traducido al castellano, El placer de comer. ¡Qué casualidad, verdad? Este mundo es un pañuelo, pero sin mocos.-
y cuatro firmas más. Comité de Empresa de McDonald's-Alcalá.
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