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Crece la preocupación en Rabat por los acontecimientos en Melilla

Los acontecimientos de Melilla han provocado en Marruecos un fuerte malestar de fondo, creciente en las últimas horas. La Prensa, sin excepción, jalea el conflicto con grandes titulares en portada, y desde la oposición se pide la intervención del Gobierno y el boicoteo del paso fronterizo hacia Melilla mientras dure la huelga del colectivo musulmán. A ello se añade una gran expectación política ante lo que pueda o no decir sobre el conflicto el rey Hassan II, que mañana dirigirá un mensaje televisado a todo el país con motivo de la fiesta de la independencia.

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Diferentes observadores aseguran que se están dando dentro de Marruecos todas las condiciones para que el rey se refiera en su discurso de mañana al problema de Melilla. Si no lo hace, siempre según estos observadores, será por "deferencia especial" al rey Juan Carlos, con quien habló con detenimiento sobre ese asunto en marzo pasado en Marraquech.En las últimas horas, no obstante, se han producido dos factores que inclinan a prever que el Marruecos oficial va a tomar cierto protagonismo en este asunto: la llamada a consultas al embajador español, Raimundo Bassols, por el Ministerio de Asuntos Exteriores de Rabat y la calificación de "advertencia a España" con que oficialmente se ha calificado tal convocatoria.

Nadie en Marruecos se atreve a aventurar si efectivamente el rey va a incluir losacontecimientos de Melilla en su discurso al país. Si lo hiciese, sería interpretado como una respuesta al pueblo desde el trono a lo que estos días es el principal tema de la opinión pública local. Sin embargo, a juicio de los observadores consultados, la simple mención real de Melilla daría ya legitimidad a un hecho sobre el que nadie duda ya en Marruecos: el giro promarroquí del colectivo musulmán melillense, proceso que inició este mismo otoño el líder de los musulmanes de Melilla, Aornar Dudú, con su visita a Rabat y su entrevista con el ministro marroquí del Interior, Dris Basri.

Diferentes dirigentes del colectivo de Melilla han aclarado a la opinión pública marroquí, en entrevistas publicadas en los últimos días, que sobre su asunto existen dos cuestiones: los problemas del presente -que se circunscriben a las posiciones del Gobierno español y las de los musulmanes sobre la aplicación de la ley de extranjería- y los del futuro. Sobre estos últimos han explicado que el futuro de Melilla es una cuestión que ha resolverse entre Marruecos y España, de Estado a Estado.

En medios políticos marroquíes se asegura que la actual situación que se vive en Melilla es una repetición de la del pasado año, si bien se confiesa que ahora en Rabat se tiene una información más directa de lo que sucede en Melilla. "Hay algo que tenemos que reconocer", indicaron, "y es la desvinculación de Dudú del Ministerio del Interior español. Un Dudú como funcionario del Gobierno sería un buen argumento para las tesis españolas en cualquier discusión internacional sobre Melilla".

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"Nunca se dudó aquí de que nuestros hermanos de Melilla no fueran marroquíes", indicaron. "Que nadie ahora en España se lleve las manos a la cabeza porque nuestros hermanos de Melilla digan que son marroquíes. Que se lo pregunten a Dudú, que estudió en España con una bolsa de estudios marroquí, viajó con pasaporte marroquí y realizó el servicio civil (sustitutivo del militar) en la delegación de un ministerio marroquí en Nador".

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