De Nueva Orleans a las estrellas

Una compañía de marinos de agua dulce (del río Misisipií) y un octeto de estrellas a la sombra parisiense de Kenny Clarke pusieron fuego a la noche del segundo sábado del festival de Madrid. Pese a su indumentario nombre, la Tuxedo Brass Band (T1313) no apareció en esmoquin, sino en una suerte de protocolo marinero. No sabíamos si esperar a Keaton o a Sisa cuando Greg Stafford se presentó como héroe del río. Stafford dirige hoy la banda que empezara a recorrer Nueva Orleans en los años treinta. Repertorio, hábitos y hasta costumbres, todo está ya dado en la última encarnación de la TBB. Pero hay algo en la banda de Stafford que consigue evitar el efecto de embalsamamiento que produce el Nueva Orleans tocado hoy.Quizá el entusiasmo de los hermanos Barbarin -tubista y cajista- y con la espina del clarinetista Grillier como polizonte de tan segura tripulación. A Madrid llega la última formación de la Paris Reunion Band, un conjunto de estrellas-que quizá nos permitió ver el cielo, pero no las estrellas, precisamente. Sobre el escenario Nat Adderley, recién incorporado, pero oficiando de líder, que bromea con un Woody Shaw algo pasadito, al lado de su compañero en la revelación Joe Henderson, mientras Grachan Moncur III, el trombonista de la vanguardia, parece dedicado a la resolución profesional, y todavía hay sitio en primera línea para Nathan Davis. Detrás está la rítmica con Idris Muhammad poniendo sus baquetas a la hora de Clarke. Se abre el turno de bises con Bags Groove y no estamos seguros de que ninguno haya empezado a decir aquello que esta noche podía decirnos. Demasiado para una hora. Cosas del último jazz: Mucho y todo de golpe.