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TERRORISMO Y NEGOCIACIÓN

París reafirma la continuidad de su política árabe y la necesidad de liberar a todos los rehenes

Lluís Bassets

La satisfacción del Gobierno de Jacques Chirac por la liberación de dos de los ocho rehenes franceses en Líbano ha conseguido compensar el efecto negativo de las declaraciones del primer ministro al diario The Washington Times, en las que insinuaba la posibilidad de participación israelí en el caso Hindawi para comprometer a Siria en el terrorismo desarrollado en Europa. El ministro de Asuntos Exteriores, Jean-Bernard Raimond, declaró ayer que esperaba conseguir la liberación de todos los rehenes, a la vez que reafirmaba la necesidad de los "contactos" con Estados de la región y la honorabilidad de los tratos desarrollados.

Chirac, en sus ocho meses de Gobierno, ha conseguido la liberación de cuatro rehenes secuestrados en Líbano. En la actualidad, quedan todavía seis franceses en manos de distintos grupos armados libaneses. Chirac: recibió personalmente ayer por la noche a los dos rehenes liberados, Camille Sontag y Marcel Coudari, en el aeropuerto de Orly, adonde llegaron procedentes de Damasco.[Chirac declaró, poco antes de la llegada del avión, que agradecía a los que "han permitido la liberación de los rehenes, particularmente a las autoridades de Damasco, así como a las Arabia Saudí y de Argelia", informa la agencia France Presse].

Dos hechos parecen especialmente significativos en la negociación para la liberación de estos dos rehenes: el acuerdo alcanzado entre Francia e Irán para la devolución de una parte del préstamo de 1.000 millones de dólares (unos 137.000 millones de pesetas) concedido por el sha antes de su derrocamiento (concretamente, 330 millones de dólares) y las declaraciones de Chirac al diario de la secta Moon The Washington Times. Con la liquidación de un tercio de la deuda de Francia con Irán queda desbloqueado el camino para la normalización de relaciones entre ambos países, especialmente enrarecidas con motivo de las ventas de armas (aviones Super-Étendard y misiles Exocet) a su vecino y enemigo Irak.

Con las declaraciones al diario norteamericano, Siria queda aparentemente exculpada de la acusación británica y norteamericana de Estado terrorista, y Francia parece, en cambio, en una línea de análisis del panorama de Oriente Próximo muy cercano a la de los países progresistas del área y a la propia URSS.

La necesidad de buscar el diálogo con los Estados y sectores menos radicales -Siria, o la OLP, por ejemplo-, frente al integrísmo islámico de Irán, queda contrapuesta a la posición británica, norteamericana e israelí de buscar alianzas con el integrismo jomeinista.

Chirac podrá ser acusado -y lo ha sido ya, tras sus declaraciones al periódico de la secta Moon- de practicar un juego confuso e incluso inmoral en su política árabe. Pero sus aliados occidentales más disconformes con su política no pueden lucir ahora un expediente más riguroso ni más moralista, como demuestran las ventas de armas a Irán y las negociaciones para la liberación de los rehenes norteamericanos.

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Las actuaciones del Gobierno francés en el caso de los rehenes, a pesar del lógico secreto de las negociaciones y de las idas y venidas entre París, Damasco, Argel y Teherán, es probable que hayan incidido, por otra parte, en la política interior siria e iraní. Ambos países se encuentran en una etapa presucesoria, en la que empiezan a producirse agrupamientos de fuerzas incluso entre facciones rivales, con ramificaciones en distintos sectores de los servicios secretos.

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Sobre la firma

Lluís Bassets
Escribe en EL PAÍS columnas y análisis sobre política, especialmente internacional. Ha escrito, entre otros, ‘El año de la Revolución' (Taurus), sobre las revueltas árabes, ‘La gran vergüenza. Ascenso y caída del mito de Jordi Pujol’ (Península) y un dietario pandémico y confinado con el título de ‘Les ciutats interiors’ (Galaxia Gutemberg).

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