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No pasarán, no pasaran

El Museo Municipal organiza una exposición sobre la ciudad durante la guerra civil

"Madrid, qué bien resistes / los bombardeos. / De las bombas se ríen,/ de las bombas se ríen, / mamita mía, los madrileños", decía una canción popular del año 1936. Fotografías de los efectos de los bombardeos, parchises con dibujos de soldados y carteles invitando a la evacuación de la ciudad son algunos de los objetos que pueden encontrarse en la muestra que ha organizado el Museo Municipal sobre el Madrid de la guerra civil. Hoy hace 50 años que Radio Sevilla anunciaba, con la voz engolada de un locutor: "Madrid puede considerarse tomado".

"De entonces sólo tengo un recuerdo: algo desagradable". No quiere hablar más una de las señoras que el miércoles pasado asistió a la inauguración de la exposición. "Aunque era de izquierdas, no tenía carné. Me lo saqué sólo para que constara en un documento mi apoyo al régimen republicano, porque tenía miedo. Mis amigos me habían advertido que cualquier día me podía llevar un susto", cuenta Ramón Mayo, que fue sargento durante la contienda civil.El 30 de octubre de 1936, Madrid sufrió un durísimo bombardeo aéreo, mientras se luchaba en los distritos de Carabanchel y Villaverde. Los titulares de los periódicos incluían una palabra: "¡Resistir!". En los cines se programaban cintas estimulantes, como Los marinos de Cronstadt o Tchapaieff, el guerrillero rojo.

Tres adjetivos: horribles, terribles, felices, salen entremezclados cuando habla de aquellos días un matrimonio que observa uno de los carteles de la exposición. Tenían 20 años cuando caían obuses sobre Madrid: "Nos pasamos la guerra de novios, cuando acabó nos casamos. Éramos jóvenes, y, por eso, más felices". Todo lo que cuentan va seguido de la coletilla, "pero éramos jóvenes". "Hambre sí hubo. Pasamos temporadas comiendo sólo lentejas, pero debían de ser muy buenas, porque siempre he tenido buena salud", dice ella, que vivía por entonces en el barrio de Salamanca, al lado de un polvorín. Otra señora recuerda muy bien las tres noches que pasó durmiendo en el metro. El hombre con el que habría de casarse después tenía 14 años y se escondía en el sótano de una carnicería. "Miedo, sí, pero te acostumbras", apunta Ramón Mayo.

La Casa de Campo, la carretera de La Coruña, la Ciudad Universitaria, fueron los escenarios sucesivos del frente de Madrid. Más de 100.000 personas fueron evacuadas de la capital hacia la zona de Levante. Se mezclaban entonces el refugio subterráneo con las colas para conseguir alimentos. Y en las paredes, carteles con dibujos de cuerpos y caras de hombres fuertes invitando o bien a la resistencia o bien a la evacuación.

Carteles propagandísticos

Ciento cincuenta de estos carteles ocupan ahora una parte importante de la exposición del Museo Municipal. "¡A Levante! ¡Ahorrad sufrimientos a los niños! En las colonias del Ministerio de Instrucción Pública tendrán paz, reposo y alimentación abundante", se lee en uno de ellos. "El invierno es otro enemigo más. Vencerle es ganar otra batalla al fascismo" y "No pasarán, no pasarán, no pasarán. Madrid, 7 de noviembre", son otros de los lemas.Junto a los carteles, en paneles bien colocados cronológicamente, hay documentos personales de Francisco Largo Caballero, solicitudes, salvoconductos y vales, como el fechado el 1 de agosto de 1936 "por 12 docenas de cajas de cerillas para las milicias que prestaban servicio de vigilancia en Caballero de Gracia, número 28, por el Grupo Sindical Socialista de Transportistas".

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Varios de los documentos y objetos personales expuestos al público durante este mes de noviembre pertenecen a Mercedes Agulló, directora del Museo Municipal, para quien una de las partes más importantes de la exposición es la referida a las fotografías de evacuados, así como la escultura de Dolores Ibárruri, Pasionaria, de Victorio Macho, que ha sido cedida por el Partido Comunista de España.

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