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Redondo tacha de cínicos a los que, con trabajo seguro, piden libertad de despido

Nicolás Redondo, secretario general de UGT, calificó ayer de cínicos y desvergonzados a "los que con sueldos millonarios, sin haber estado nunca en el paro, y con el puesto de trabajo asegurado en cualquier canonjía, piden el despido libre y la reducción salarial". Redondo reveló que el presidente del Gobierno le había asegurado en una conversación privada que la versión que el presidente de la CEOE dio sobre su entrevista con Felipe González no era cierta. Antón Saracíbar, secretario de organización de UGT, aseguró que se han elegido ya 50.000 delegados y que la central socialista va ganando las elecciones.

El secretario general de UGT insistió ayer en su mensaje contra lo que él mismo denominó ofensiva "neoconservadora". Y aunque las recientes declaraciones del ministro de Trabajo -avaladas por el documento elaborado por este departamento sobre los límites de la flexibilidad- han dado una cierta tranquilidad al sindicato, Redondo repitió sus ataques contra los defensores de la liberalización."Son cínicos", dijo, "quienes sin haber estado nunca en el paro, piden tranquilamente el despido. Son cínicos los que con sueldos millonarios exigen la moderación salarial. Son cínicos lo que abogan por la flexibilidad mientras ellos están instalados en el privilegio y la canonjía. Y es una desvergüenza hablar de re privatizar cuando muchos de los que la piden han vivido de la empresa pública y la han llevado a la ruina".

Y cuando alguien comentó que esas canonjías y privilegio muchas veces las ha concedido el mismo Gobierno, Redondo replicó que "cada parte valore la cuota de responsabilidad que tiene en ello".

Redondo mostró su satisfacción por la clarificación que el propio Ejecutivo ha hecho de la flexibilidad. Y reveló que el presidente del Gobierno le había asegurado en una conversación privada -mantenida durante el acto de homenaje a Ramón Rubial-, que la versión que José María Cuevas, presidente de la patronal, había dado del encuentro mantenido entre ambos hace unas semanas, no se ajustaba a la verdad. "No quiero desvelar el contenido de la conversación, por delicadeza, pero sí puedo decir que el presidente afirmó que él no habló ni de despido ni de su abaratamiento y que ello, además, no entraba en sus esquemas".

Por lo que se refiere al proceso electoral, el dirigente sindical hizo un llamamiento a CC OO "y a Marcelino Camacho para que se dejen los enfrentamientos que van en perjuicio de todos los sindicatos". Redondo aseguró que los datos todavía no eran significativos, aunque valoró positivamente los resultados obtenidos por UGT.

Más concreto, Antón Saracíbar, secretario de organización de UGT, apuntó que se habían celebrado elecciones en cerca de 30.000 empresas, en las que habían intervenido 874.742 trabajadores que habían elegido algo más de 50.000 delegados.

No a la guerra de cifras

Aunque afirmó no querer entrar en una guerra de cifras con CC OO, sí insinuó que UGT había obtenido hasta ahora mayor número de representantes y que en cualquier caso parecía claro que se consolidaba el bisindicalismo, que no aparecía ninguna otra tercera fuerza sindical, que USO estaba obteniendo peores resultados que en 1982 y que sorprendía el escaso número de delegados de CNT.

Antón Saracíbar afirmó que las elecciones en el País Vasco se estaban realizando fuera del marco normativo general, sin preaviso. "Yo creo que algo tendrá que decir la Comisión Consultiva Nacional de Elecciones.

Saracíbar dijo que si CC OO estaba de acuerdo, UGT aceptaría que se dieran resultados parciales al 15 de noviembre. Manuel Chaves, ministro de Trabajo, comentó días pasados ante un grupo de periodistas que, por su parte, estaba dispuesto a modificar la normativa electoral y hacer públicos los datos que constan en Trabajo. Actualmente sólo está previsto dar los resultados cuando concluya el período de cómputo, en enero de 1987.

Por otra parte, José Luis García Rúa, secretario general de CNT-AIT, mantuvo ayer una entrevista con el subsecretario de Trabajo, Segismundo Crespo, en la que planteó las dificultades de su organización -que no se presenta a las elecciones- para conseguir el reconocimiento de las empresas a las secciones sindicales. García Rúa pidió a Segismundo Crespo que interviniera en este aspecto.

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