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Un joyero de Madrid declara que dos inspectores del 'caso Banesto' le ofrecieron la venta de un brillante

Felicísimo Gómez González, que fue propietario de un establecimiento de compraventa de oro en Madrid, ha asegurado que dos policías acusados en el caso Banesto le ofrecieron la venta de un brillante, valorado en cerca de medio millón de pesetas, del que sospechó que provenía del superatraco a una sucursal en Madrid del Banco Español de Crédito (Banesto), efectuado en enero de 1985 y del que se obtuvo un botín de 1.200 millones en joyas. Fuentes judiciales resaltaron ayer la importancia de estas declaraciones para el esclarecimiento del caso. Dichas declaraciones fueron hechas ante la policía y ratificadas ante el juez.

El joyero Felicísimo Gómez declaró que los inspectores Victoriano Gutiérrez Lobo -procesado en el caso de la desaparición de El Nani y presuntamente implicado en el atraco al Banesto- y Adelardo Rafael Martínez García -acusado en este último caso- le "enseñaron un brillante grande y dos o tres bastantes más pequeños" en febrero de 1985 en la cafetería Yanes, según consta en unas declaraciones del joyero ante la policía efectuadas el 4 de abril de 1986.Estas declaraciones fueron realizadas por el joyero de modo voluntario y remitidas recientemente por la policía al Juzgado de Instrucción número 4 de Madrid, cuyo titular, el juez Luis Lerga, investiga el superatraco al Banesto.

El joyero Gómez declaró que conoció a estos dos policías en febrero de 1985 -un mes después del atraco- a través del inspector Rafael Jaime Portela, presunto implicado en la red de corrupción policial. Tras hacerle entrega del "brillante grande", Victoriano Gutiérrez y Adelardo Martínez le hicieron hincapié para que lo analizara y tasara su valor. Felicísimo Gómez llevó el brillante al Instituto Gemológico Español, en Madrid, donde se le entregó un certificado sobre las características de la joya. Este informe, igualmente remitido al juzgado, señala que el brillante tiene 3,21 quilates (9,54-9,48) por 5,45 milímetros y presenta un color azulado débil, "tratándose de un brillante-diamante con grado de pureza VS1".

Ese mismo día, Felicísimo Gómez mantuvo, según sus propias declaraciones, otra entrevista con Victoriano Gutiérrez y Adelardo Martínez en una cafetería de la calle de las Infantas.

Una vez reunidos, se traladaron los tres al bar Pepe, en el paseo de la Castellana, donde los dos policías le dijeron que "si puede gestionar la venta del brillante" a cambio de un porcentaje.

El joyero Gómez aceptó el trato, aunque en un principio les dijo a los policías que "no quería comprometerse", pese a lo cual, y tras insistirle los agentes que "todo era legal" y tomarse con ellos unas copas en la calle de Orense, dio el visto bueno a la operación. En sus declaraciones, el joyero asegura que a los pocos días de tener en su poder el brillante se enteró de que se había cometido el atraco al Banesto. "Entonces", se lee en su declaración ante la policía, Gómez "sospechó que este brillante podía ser producto de ese atraco", por lo que se fue a ver al inspector Portela al chalé que tiene este último en Valdemorillo.

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"Taparles la boca"

En aquella entrevista, y siempre según la declaración del joyero, Rafael Jaime Portela le contó que los inspectores Gutiérrez y Martínez se trasladaron a principios de febrero -exactamente el día 4- a San Sebastián "para recuperar efectos de ese robo".Portela le dijo que Gutiérrez y Martínez cogieron una maleta con las joyas del Banesto. A este respecto, Pedro Camacho Morales -uno de los autores del atraco al Banesto- declaró en su día ante el juez que entregó la maleta con el botín (1.200 millones) a Gutiérrez y Martínez, pero éstos se apropiaron de las tres cuartas partes del mismo, entregando el resto en la comisaría de San Sebastián.

Gómez asegura que Portela le dijo que para "taparles la boca" a otros policías "les habían dado algunas monedas de oro".

Para tranquilizar al joyero, Portela le dijo que vendiese ese brillante y todo lo que le diesen, ya que la gente afectada en el robo del Banesto no había reseñado lo que les habían sustraído de las cajas de seguridad. Sin embargo, el joyero Gómez declara que entregó a los 20 o 25 días después el brillante a Gutiérrez y Martínez, sin saber más de él.

El brillante fue empeñado el 29 de abril de 1985 en la Caja de Ahorros de Madrid por Pilar Velasco González, conocida como Noelia, quien vive desde hace 13 años con el inspector Portela.

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