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'Enemigas' en las propias filas

Milagros Pérez Oliva

Linda Bullard también habló en su ponencia de los extraños enemigos con que se ha encontrado la Finrrage en sus dos años de andadura. Se trata, en este caso, de extrañas enemigas, puesto que los antagonismos han surgido en el seno del propio movimiento feminista. En primer lugar, algunas feministas radicales y determinados grupos de lesbianas partidarias de las nuevas tecnologías de reproducción.La posición de las primeras es consecuencia de una determinada concepción de la maternidad. Una parte del movimiento feminista ha llegado a la convicción de que la maternidad, vincula históricamente a la procreación biológica y ésta a la sexualidad, ha constituido la principal fuente de opresión de la mujer. Estas feministas han visto con buenos ojos las nuevas tecnologías reproductivas porque, al plantear la posibilidad de crear en el futuro el útero artificial, consideran que las mujeres podrán liberarse por fin del yugo de la maternidad, y esta se convertirá en un fenómeno estrictamente social.

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Algunos grupos de lesbianas consideran, por su parte, que las nuevas tecnologías les permiten alcanzar la maternidad sin necesidad de establecer ninguna relación con los hombres. Al respecto, Theresia Degener explicó la experiencia de un banco feminista de semen creado en California en 1982, donde se ha establecido un sistema de selección del semen tan riguroso, que el 60% de los donantes son rechazados. Las dos terceras partes de las clientas del banco son lesbianas, que eligen al donante previo estudio de un informe donde se detalla el resultado de un riguroso examen que abarca desde las condiciones físicas y biológicas hasta sus aspectos psicológicos.

Nadine Fresco, del Instituto de Investigaciones Científicas de París, se refirió a un centro de inseminación artificial y fecundación in vitro organizado por un grupo de lesbianas de Londres en el que aplican, sin el concurso de los médicos, las más modernas técnicas y apuran al máximo los métodos de selección del sexo para garantizar que el sexo del embrión logrado será femenino.

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