Concluyen las jornadas entre cristianos y maxistas

La paz y el trabajo fueron los últimos temas abordados por católicos y marxistas que ayer concluyeron el encuentro que, bajo el título de Sociedad y valores éticos, se inició el pasado rniércoles en Budapest. Esta es la primera conferencia que patrocinan de forma conjunta Hungría y el Vaticano, y para hoy, sábado, serán dadas a conocer las síntesis que han realizado ambas partes en, unas sesiones celebradas a puerta cerrada.La atención de la jornada de ayer estuvo centrada en las figuras de Víctor Garadja y Josef Cischner. El primero es miembro del Instituto de Ciencias; Sociales del Partido Comunista de la Unión Soviética, y el segundo es profesor de Teología en la universidad de Cracovia (Polonia) y se le considera un importante colaborador del papa Juan Pablo II, sobre todo en lo referente a la redacción de la encíclica Laborem excercens. Ciscliner hizo un breve resumen de su intervención en una conferencia de prensa, en la que destacó que "para la ética católica lo importante es trabajar por algo, por amor a los demás". El teólogo polaco ádvirtió que su reflexión del mundo del trabajo provenía de una situación muy concreta y recalcó el papel fundamental de la solidaridad humana. Un profesor de la República Democrática Alemana, Wolfgang Cliem, insistió desde la óptica marxista en que en el mundo del trabajo encuentran cosas en común creyentes y comunistas. "Juan Pablo II", añadió, "piensa algo parecido cuando dice que con el trabajo el hombre adquiere una mayor dimensión humana".

El soviético Garadja centró en cambio su intervención en el tema de la paz. "La humianidad", dijo, "se encuentra en una época nueva de su existencia, en la que las fuerzas productivas han crecido de tal forma que se han convertido también en destructivas". Salvar el mundo, según el soviético, se ha convertido "en un imperativo categórico de nuestro tiempo". Para ello llamó a la colaboración entre cristianos y marxistas.

Con estas intervenciones se clausuraron los debates que han visto desplazado temporalmente su interés informativo con un acontecimiento paralelo, pero al mismo tiempo relacionado con ellos: la entrevista entre el cardenal König y el dirigente comunista Kadar. En relación con este tema, el director del Secretariado Internacional de la Oficina de Asuntos del Culto de Hungría, Laszlo Pozsonyi, recibió ayer a un reducido grupo de periodistas. Pozsonyi señaló, a preguntas de este diario, que "las relaciones entre Hungría y el Vaticano son buenas", y debates como el que se ha celebrado "pueden contribuir a un posterior desarrollo de relaciones.

De sus declaraciones se desprendió, asimismo, que el tema de la sucesión de cardenal Laszlo Lekay -fallecido hace unos meses y que fue primado de Hungría- había sido el tema central de la entrevista entre Kadar y König. En Hungría, donde dos terceras partes de sus diez millones de habitantes son de confesión católica, un consejo presidencial da el visto bueno a los nombramientos de obispos realizados por el Vaticano, según los acuerdos de 1964. "Hasta ahora no ha habido ningún problema grave con Roma", manifestó Pozsonyi, quien señaló que hasta el momento se han celebrado dos encuentros oficiales entre los Estados húngaro y vaticano. La Iglesia católica goza en Hungría de una situación de tolerancia mayor a la existente en otros países del Este europeo. En estos logros jugó un papel importanet el fallecido Lekay, que supo desarrollar una hábil política que poco a poco le permitió a la Iglesia ganar posiciones.