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Los últimos de Filipinas

La consolidación de Cory Aquino depende de un acuerdo con las guerrillas comunista y musulmana

Las negociaciones entre Gobierno y guerrilla en Filipinas son el elemento principal de una eventual estabilización del nuevo Gobierno de la presidenta Corazón Aquino. Sin embargo, el arresto en Manila de Rodolfo Salas, 39 años, conocido como el Comandante Bilog, principal dirigente del Nuevo Ejército Popular, hace peligrar la continuación de las negociaciones. El factor guerrilla continúa marcando la vida política filipina desde la caída del presidente Ferdinand Marcos y la llegada al poder del equipo presidencial de Cory Aquino a finales de febrero pasado.

A fin de intentar estabilizar la situación política -paso imprescindible para lograr una recuperación de la economía filipina-, la presidenta Aquino decidió abrir negociaciones con los dos principales frentes guerrilleros a principios del verano. Oferta que alcanzó su máximo punto de credibilidad cuando, a mediados del pasado mes de septiembre, Cory Aquino se entrevistó con el líder de la principal fracción de la guerrilla separatista islámica, Nur Misuari, y con el célebre ex cura Conrado Balweg, uno de los principales comandantes de la guerrilla comunista del Nuevo Ejército Popular.Las dos entrevistas de Cory con los líderes guerrilleros se celebraron a unas semanas de la gira de Aquino por Estados Unidos entre el 14 y el 27 de septiembre, donde cosechó un considerable éxito político en su entrevista con el presidente Ronald Reagan y en su discurso ante el Congreso estadounidense.

Casi simultáneamente a la gira norteamericana de Cory, el ministro de Defensa de Filipinas, Juan Ponce Enrile -titular de la misma cartera durante 17 años bajo Marcos y a la vez hombre clave de la revuelta militar que concluyó con la caída de Marcos y favoreció la llegada al poder de Cory Aquino-, explicó ante un grupo de hombres de negocios que el panorama "era sombrío" en el litigio Gobierno-guerrilla.

Las palabras de Enrile no favorecen nuevas inversiones extranjeras en Filipinas y quizá explican la negativa del Senado estadounidense a aprobar esta semana el aumento de la ayuda a Filipinas en 200 millones de dólares, a pesar de las buenas palabras intercambiadas días antes en la Casa Blanca entre Aquino y Reagan.

Punto muerto

Las conversaciones con la guerrilla filipina, que por parte gubemamental dirige el ministro de Agricultura, Ramón Mitra, y por parte de los insurgentes el ex periodista y miembro del ilegal Partido Comunista Filipino Satumino Ocampo, se encuentran en un punto muerto debido a la continuidad de los combates entre guerrilleros y militares, con un balance de decenas de muertos desde que comenzó el esbozo de diálogo.El hecho de que algunos nuembros progresistas del Gobierno presenten a la guerrilla bajo una óptica do tolerancia, mientras critican las atrocidades del Ejército filipino, es otro foco de tensiones en el interior del equipo de la presidenta Cory Aquino. En particular, entre los ministros tachados de proizquierdistas, como Mitra o el secretario de la presidencia, el influyente Joker Arroyo, y el ministro de Defensa, Juan Ponce Enrile, que no parece creer demasiado en la solución negociada. con las guerrillas islámicas y la comunista del Nuevo Ejército Popular.

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"Si pierdo la paciencia, seré como Rambo", advirtió el ministro Enrile al referirse recientemente a la necesidad de seguir aplicando mano dura, el estilo del héroe del filme norteamericano Rambo, en la lucha militar contra una guerrilla comunista que reúne a unos 16.000 hombres y controla amplias zonas del país, en especial en la isla de Mindanao, al sur de Filipinas, y al norte de la isla de Luzón.

En tomo a la guerrilla -que tiene más de 15 años- se polarizan las principales tensiones en el interior del equipo de Aquino. De su desenlace depende la credibilidd de Aquino, quien, según algunos observadores de la vida política filipina, actúa un tanto bajo vigilancia del Ejército y de su ambicioso ministro de Defensa, Juan Ponce Enrile.

"Para los americanos somos izquierdistas. Para los comunistas somos de derechas, y en realidad somos centristas. Y soy personalmente izquierdista, en el sentido de que estoy a favor de una reforma radical", afirmó recientemente en Manila el ministro de Trabajo, Augusto Sánchez, definiendo posiblemente el verdadero significado de la mayoría de hombres actualmente en el poder político en Filipinas.

Nadie quiere invertir

Mientras las diferencias internas en el Gobierno Aquino aparecen cada vez más patentes, los hombres de negocios nacionales y extranjeros continúan reacios a la inversión. La coyuntura económica sigue muy deprimida, después de tres años de evasión de capitales, desde el asesinato de Benigno Aquino. "Nadie quiere invertir sin garantías de estabilidad política". La frase de un banquero ilustra el sentimiento general de duda que prevalece en los círculos económicosl.La estabilidad política sólo puede venir de la mano de una solución al conflicto de la guerrilla, aunque nadie espera milagros a corto plazo. Y, de otra parte, por la popularidad que continúe aglutinando la figura de la presidenta Corazón Aquino cuando, a principios del próximo año, presente a referéndum popular la aprobación de la nueva Constitución filipina. La ley fundamental se redacta actualmente, con bastantes dificultades, por una comisión constitucional en la que participan incondicionales de Cory Aquino, partidarios de la reforma profunda de la sociedad filipina y ex ministros del régimen de Marcos.

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