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El Papa dirige un llamamiento por la paz a países, guerrillas y diversos terrorismos

Juan Arias

Juan Pablo Il hizo ayer desde Lyón, la ciudad que ha conocido 10 papas y ha sido sede de dos concilios ecuménicos, y en la primera jornada de su visita a Francia, una llamada solemne a todos los países en guerra del mundo, a todas las guerrillas y a los diversos terrorismos para que acepten un alto el fuego el día 27 de este mes. En dicha fecha, Karol Wojtyla celebrará en Asís, patria de san Francisco, una jornada a favor de la paz, junto con representantes de las principales religiones del mundo.

Durante su primer acto público en la ciudad francesa, una oración ecuménica en el minúsculo anfiteatro romano, el Papa dijo: "Lanzo con confianza esta Ramada porque creo personalmente en el valor y en la eficacia espiritual de los signos". La idea de esta tregua la tuvo Juan Pablo II como una inspiración, afirman sus colaboradores, en la noche del viernes, cuando estaba haciendo las últimas oraciones antes de acostarse tras haber preparado la maleta para el viaje a Francia. El Papa tomó en ese momento su pluma de oro y escribió el texto del llamamiento a cuantos empuñan hoy las armas. Escribió el folio en polaco, y ayer, al alba, antes de subirse al avión, fue traducido al francés deprisa y corriendo y entregado a la Prensa internacional en el vuelo hacia Lyón. Al entrar sin avisar en el avión, para encontrarse con los periodistas, el Papa dijo sonriendo: "De cuando en cuando son necesarias las sorpresas".En su discurso, Juan Pablo II añadió: "Si los jefes políticos y religiosos de las naciones y grupos empeñados en conflictos armados quisiesen con un gesto tan significativo sostener la oración por la paz de todas las fuerzas religiosas del mundo, sería como reconocer que también para ellos la violencia no es la última palabra en las relaciones entre los hombres y entre las naciones".

Misión de los obispos

¿Cómo se llevará a cabo esta petición del Papa? Según informaron ayer algunos de sus colaboradores, primero, los países y grupos en guerra lo sabrán hoy a través de los medios de comunicación; después, en un segundo momento, las nunciaturas apostólicas tomarán contacto con los Gobiernos en guerra. Por lo que se refiere a los movimientos de guerrilla o terroristas que no mantienen contactos oficiales con los Gobiernos -como, por ejemplo, ETA en España, el M19 en Colombia o las Brigadas Rojas en Italia-, serán los obispos de dichos países quienes entrarán de algún modo en contacto, en nombre del Vaticano, con dichos guerrilleros o terroristas para exponerles el deseo del Papa.

Las palabras de Juan Pablo II, acogidas con un gran aplauso por los presentes a la ceremonia ecuménica en el anfiteatro romano de Lyón, contrastaban visiblemente con el aparato de seguridad en estado de guerra que rodeaba al Papa. Desde las azoteas, militares con prismáticos y fusiles de precisión se movían escrutando cada mínimo movimiento sospechoso como leones enjaulados.

A su llegada al aeropuerto de Lyón, el papa Wojtyla agradeció calurosamente al presidente de la República Francesa, François Mitterrand, el que hubiese querido recibirle personalmente. El presidente, improvisando con gran elocuencia y elegancia su discurso, afirmó con énfasis que Francia ha recibido al Papa "con profundo respeto" y como un hombre de paz que llega a un país "martirizado por el odio del terrorismo".

Por primera vez, a los periodistas del séquito papal los miembros de la seguridad les obligaron ayer a la salida de Roma a abrir no sólo los bolsos de mano, sino todas las maletas una por una. Y por primera vez se encontraron con una nota en el hotel en la que se les pedía que durante estos días de permanencia del Papa en Lyón mantuviesen cerradas siempre todas las ventanas de la habitación "por razones de seguridad".

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