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Empresarios y profesionales, entre las víctimas de la estafa del 'banquero del pueblo' vasco

Numerosos empresarios y profesionales vascos, residentes en Bilbao, Las Arenas y Guecho, se encuentran entre los afectados por una estafa multimillonaria descubierta en Bilbao y que en estos momentos se encuentra en el juzgado número 5 de la capital vasca. Como principal implicado figura Luis Pérez Espinosa, antiguo funcionario de policía, actualmente en paradero desconocido, quien captaba ahorro privado pagando intereses del 10% mensual.En esta operación, que recuerda el famoso caso de la banquera del pueblo portuguesa y que ayer fue revelado por la Prensa vasca, está también implicado un corredor de comercio, José María Arévalo, que ayudó a Pérez Espinosa a captar fondos entre sus inversores, y que según fuentes consultadas por este periódico se halla suspendido por el Colegio Oficial de Corredores de Comercio de San Sebastian, al que geográficamente pertenece.

Pérez Espinosa, representante de las firmas Porsche y Saab, casado con una familiar del ex síndico de la bolsa bilbaina, Florentino Lecanda, inició a finales de 1985 una operación de captación de fondos por los que ofrecía altos rendimientos. La explicación quedaba a los depositantes era que ese dinero servía para financiar la compra por Libia de tecnología, chips y elementos de informática. Pérez Espinosa exhibía un documento en el que supuestos altos funcionarios libios garantizaban las cantidades entregadas mediante el deposito, en las cajas fuertes de un banco italiano en Roma, de una partida de diamantes.

Fuentes consultadas por este periódico señalan que una muestra de tales diamantes llegó a Bilbao tras el viaje a Roma de dos de: los primeros depositantes. Su autenticidad, que fue ratificada por unjoyero bilbaino, sirvió para acabar con los últimos recelos y ganar para el banquero del pueblo nuevas; levas de depositantes de las áreas; residenciales bilbainas.

Contra la entrega de los fondos, Pérez Espinosa extendía talones ejue se han demostrado incobrables a su vencimiento. Según la agencia Efe, la primera denuncia partió precisamente de José María Arévalo, quien en junio pasado intentó cobrar sin éxito en Barclays Bank un talón por importe de más de 5,5 millones de dólares. La alarina producida por el suceso forzó un nuevo viaje a Roma, donde las preciosas gemas libias resultaron ser diamantes industriales.

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