Los inspectores mataron al 'tercer hombre' cuando iba solo en un coche, un mes después del asalto
El tercer hombre que asaltó la joyería del número 16 de la calle de Atocha el 18 de junio de 1984 y se llevó la mayoría del botín valorado en 25 millones de pesetas, José Luis Fernández Corroto, de 38 años de edad, resultó muerto en Móstoles (Madrid) por disparos de inspectores de la Brigada Regional de Policía Judicial de Madrid, mes y medio después de producirse el atraco. Los inspectores de la Brigada de Policía Judicial de Madrid, algunos de ellos presuntamente implicados en la desaparición de El Nani y en la red de corrupción policial denunciada por el joyero santanderino Federico Venero, no detuvieron con vida al supuesto atracador, que circulaba solo en un vehículo. El botín completo del asalto a la joyería no ha aparecido hasta ahora.El joyero santanderino ha reiterado en declaraciones judiciales que los inspectores supuestamente implicados en la red de corrupción policial organizaban y protegían a los delincuentes que llevaban a cabo los golpes previamente preparados y cuyo botín era posteriormente repartido entre ellos. También ha declarado que podría haber más casos de desaparecidos o de trampas mortales, como el caso de El Nani, con el fin de que los policías se quedaran con el botín íntegro de los atracos o porque los delincuentes podían saber demasiado sobre la red de corrupción. Concretamente, el joyero santanderino ha declarado en el sumario sobre la desaparición de El Nani que el comisario Francisco Javier Fernández. Álvarez y el inspector Victoriano Gutiérrez Lobo tendieron dos trampas mortales a Ángel Manzano, amigo de Santiago Corella, El Nani, por considerar los policías que Manzano sabía demasiado.
La versión oficial de la Jefatura Superior de Policía de Madrid sobre la muerte de Fernández Corroto afirma que inspectores de la Brigada Regional de Policía Judicial mantuvieron un tiroteo con un delincuente en Móstoles a las 0.45 horas del martes 31 de julio de 1984 en la calle Granada, en el acceso a la autopista Madrid-Talavera. La versión oficial no explica qué hacían los inspectores de la Brigada Regional de Policía Judicial de Madrid patrullando en Móstoles, donde existe una comisaría de policía desde hace aproximadamente ocho años.
La localidad de Móstoles, una ciudad-dormitorio del sur del área metropolitana, se encuentra a 13 kilómetros de Madrid.
En la calle de Granada fue localizado por los citados inspectores un Chrysler 150, matrícula de Madrid. "El turismo", según la versión oficial, "aminoraba su velocidad al pasar frente a varias empresas de la referida calle, cuando realizó una rápida y brusca maniobra consistente en un cambio total de sentido de su anterior dirección. Se le interceptó tras hacer uso de señales acústicas y luminosas. Los inspectores descienden de su vehículo, exhibiendo sus placas e insignias y a viva voz manifestaron su carácter de agentes de la autoridad".
Versión oficial y lagunas
La Jefatura Superior de Policía de Madrid añade que los inspectores "acto seguido, requirieron al único ocupante del Chrysler que abandonara el mismo y mostrara su documentación personal. Inesperadamente, aquél esgrimió una pistola que debió de extraer de la guantera de la parte delantera izquierda y disparó repetidas veces contra los funcionarios, quienes repelieron la agresión. El desconocido fue impactado en cabeza y tórax". "El vehículo oficial" finaliza la versión oficial, "presentaba impactos en puerta delantera izquierda. En el lugar de los hechos se localizó una pistola Gherstal del calibre 7,65 con su correspondiente cargador y tres casquillos del mismo calibre. Un proyectil más en el cargador y otro en la recámara; todo ello propiedad del finado". La versión oficial no explica cómo los inspectores no lograron detener con vida al atracador que viajaba solo, y cómo éste pudo coger su pistola en tan breve espacio de tiempo sin que los inspectores no pudieran neutralizarle y lograran detenerle. De la versión oficial parece deducirse que los inspectores no bajaron de su vehículo, lo cual es extraño ante las sospechas de que estaban ante un supuesto delincuente y le habían enseñado "sus placas e insignias y a viva voz esgrimieron su carácter de agentes de la autoridad".La versión oficial afirma que el atracador disparó contra los policías y el vehículo oficial presentaba impactos en la puerta delantera izquierda, pero no cita si alguno de los inspectores resultó herido.
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