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Tribuna:SEIS AÑOS DE LUCHA ENTRE IRÁN E IRAK
Tribuna
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Jomeini: una guerra externa, una guerra interna

El día 23 de septiembre de 1980, cuando la aviación iraquí bombardeó, por primera vez, el aeropuerto de Teherán y algunas otras ciudades de Irán, Jomeini, en un mensaje dirigido a la población iraní, lo describió así: "...Un loco nos ha tirado una piedra", y, que a Sadam Husein "le vamos a dar una paliza que nunca la olvidará".Desde entonces, por las palizas que Jomeini y Sadam Husein se quieren dar uno a otro, los pueblos de Irán e Irak han estado sufriendo incalculables daños materiales y humanos. La guerra de un loco que había tirado una piedra pronto va a cumplir su sexto año. Jomeini ha demostrado que está tan loco como su rival. Él quiere derrotar a Sadam Husein y establecer en Irak un régimen islámico igual que el suyo en Irán, o sea, otro "Gobierno de Alá". Pero, ¿quién sabe? Puede que las llamas de la guerra santa de Jomeini primero le quemen a él y a su Gobierno santo.

Sea cual sea el destino de Jomeini, cosa que en el futuro no muy lejano se aclarará, hoy en día se puede hablar de una realidad con que el régimen islámico se enfrenta: el pueblo de Irán está harto de la guerra, y lo ha manifestado, a pesar de la represión sin precedente, en diversas ocasiones de protestas masivas en las calles, las fábricas, etcétera.

Se ven por todas partes fotos de jóvenes muertos en las batallas, mucha gente que se ha vestido de negro por haber perdido a sus seres queridos; también se ven las patrullas de la guardia de Jomeini, que, calle a calle y casa a casa, buscan voluntarios. Funerales, gritos y lágrimas son hechos cotidianos. Las colas larguísimas de gente para comprar carne, azúcar, aceite, huevos... hasta un trozo de pan. Los precios suben casi a diario, los productos cada vez son más escasos. La economía del país sufre de un infarto, de la guerra.

Pero para el ayatola todo esto es signo de bendición. Además, él quiere "exportar la revolución" como sea. Uno se pregunta: ¿hasta cuándo? ¿A qué precio?

Los daños de la guerra hasta el final del año 1984 alcanzaron más de 200 billones de dólares. Más de 400.000 iranies e iraquíes han perdido la vida, cientos de miles han quedado inválidos, unos 10.000 han desaparecido y 17.000 han sido hechos prisioneros. Las destrucciones hechas por ambos regímenes han dejado sin hogares a 2.000.000 de iraníes.

El presupuesto anual ha sido totalmente militarizado y la parte considerada para los gastos de la guerra aumenta cada año. Los gastos directos e indirectos de la guerra, que en el año 1984 llegaron hasta 1.300 billones de riales (unos 10 billones de dólares) aumentaron más todavía en el año pasado. Según las declaraciones del primer ministro de la República Islámica, estos gastos alcanzaron más de un 43% del presupuesto en 1984 y en 1985 habían subido un 12,5% más.

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En el año pasado, el 70% de los créditos para el desarrollo del país y cantidad equivalente al presupuesto de la educación primaria y superior, sanidad y seguridad social, los dedicaron a los gastos de la guerra. El paro ha llegado a su auge. Un 19% de la población activa, es decir, 2,2 millones, están parados absolutamente. Otro 20% son parados ocultos, viven de la economía sumergida. Además, cada año entran en el mercado de trabajo unas 350.000 personas.

Decenas de miles de inocentes son llevados a las cárceles de la República Islámica. La culpa de la mayoría de ellos es tener creencias distintas a las del clero dominante en Irán. Los presos políticos, al tener ideologías progresistas y luchar por la paz y la libertad, son torturados salvajemente. Hasta ahora decenas de miles de presos políticos han sido asesinados en las cárceles. El régimen, por temor a las protestas, no publica la estadística real de las matanzas.

Rencor

A base del rencor extenso que hacia la República Islámica existe en la sociedad iraní, las fuerzas de oposición aumentan sus actividades. Los seguidores del derrotado sha, conocidos en Irán bajo la denominación monarquistas, aunque no cuentan con el apoyo popular, no dejan olvidar a Jomeini que "si hay que ser capitalistas, nosotros lo somos mejor".

Los comunistas iraníes actualmente se encuentran en dos organizaciones con muy estrechas relaciones. La Organización de los Fedayin del Pueblo y el Partido Tudeh. Este partido se reorganizó frente al régimen muy pronto después del golpe que sufrió en el año 1983. Por otra parte, los fedayin han logrado mantener sana y salva su estructura a lo largo del país. Estas dos organizaciones son las que, según las autoridades iraníes, "plantean conspiraciones" en las fábricas, los campos, entre los jóvenes y las mujeres y sobre todo son los que "provocan" a la gente a la lucha por la paz.

Los muyahedin, como una organización de ideología islámica, pero distinta a la del ayatola Jomeini, también pretenden el establecimiento de la paz, pero sus relaciones con el presidente iraquí, Sadam Husein, han perjudicado su posición entre los iraníes.

El Partido Demócrata de Kurdistán es la mayor fuerza del pueblo kurdo que ha estado llevando una lucha armada contra el régimen de Jomeini en Kurdistán desde el establecimiento del poder islámico. Su propósito es conseguir "autodeterminación para Kurdistán y democracia para Irán".

La guerra del ayatola tiene muchos frentes y, según parece, más frentes en el futuro próximo van a abrirse. Los fusiles de Jomeini no paran de disparar en las fronteras con Irak, en Kurdistán, en las cárceles y calles. Pero la guerra definitiva estará al llegar. La guerra por la libertad, la guerra por la justicia, la guerra por la paz.

Abdomajid Hasani es miembro del Comité por la Paz entre Irán e Irak.

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