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Crítica:TEATRO / 'A. G. / V. W., CALIDOSCOPIO Y FAROS DE HOY
Crítica
Género de opinión que describe, elogia o censura, en todo o en parte, una obra cultural o de entretenimiento. Siempre debe escribirla un experto en la materia

Espiritismo y técnica

Sergio Belbel tiene 22 años y su obra obtuvo el primer premio del concurso de textos Marqués de Bradomín, del Instituto de la Juventud y el Centro de Nuevas Tendencias; son datos que forman parte del espectáculo, convertidos en un cierto énfasis, una persecución de objetivos literarios elevados, una pretensión de modernidad y una apertura de futuro.La representación no es la misma acotada y diseñada en el texto original; habrá que atribuir los cambios al propio autor, y más probablemente a las colaboraciones de veteranos: la escenografía de Manuel Gijón, los trajes de Cidrón y, sobre todo, del director, Juanjo Granda.

Es una cena de espectros, vagamente invocados por unos sacerdotes-servidores. Una parte está en los recuerdos y los datos de André Gide, enlazado a Óscar Wilde; otra, en Virginia Woolf y sus personajes familiares. En la tercera, una pareja contemporánea parece recoger cierta sed, cierto afán, cierta inquietud; una metempsicosis de los otros grandes personajes idos. Es una interpretación libre: la obra no apura sus consecuencias y es confusa entre las propias frases del autor, las citas literarias y la superposición de símbolos o de dramaturgia de los colaboradores.

A

G. / V. W., calidoscopio y faros de hoyAutor: Sergio Belbel. Intérpretes: Alicia Viejo, Gloria Fernández, Marta Bará, Harold Zúñiga, Carlos Iglesias, Jesús Aitor Tejada, Amparo Vega, Roberto Javier Cabezas, con voces grabadas por ellos mismos y por Jorge Algara, Leandro Dago, Dolores Gil, Javier González, Ione Irazábal, Ángeles Ladrón de Guevara, Marina Martínez. Escenografía de Manuel Gijón. Vestuario de Juan Antonio Cidrón. Dirección de Juanjo Granda. Coproducción del Instituto de la Juventud, Centro Nacional de Nuevas Tendencias Escénicas (CNNTE) y colaboración de la Real Escuela Superior de Arte Dramático. Estreno, Sala Olimpia, 17 de septiembre.

El dato que podríamos llamar de modernidad, aparte de conocidos tópicos de la vanguardia (el ceremonial, la deshumanización de algunos movimientos, la lentitud de los pasos), consiste en que todas las voces están grabadas: una cinta retransmite lo que pueden ser pensamientos, recuerdos, relación de personajes, mientras los actores accionan en escena. Al final, un espectador estentóreo se quejó de que los actores no hablasen directamente, y otro, no menos pulmonar, replicó "¡Anticuao!'; breve polémica de desconcierto. El texto, enteramente grabado, no tiene que ver con la modernidad o la antigüedad, sino con un peligroso mal uso de la técnica. La grabación, aparte de las privaciones de matices vocales que siempre conlleva, da una rigidez, una imposibilidad de flexibilizar el texto; niega la espontaneidad que los actores, antiguos o modernos, suelen defender como privilegio del teatro.

Imaginemos un paso más: que en lugar de estar allí los actores se les proyectase como se proyectan sus voces, y el teatro, en su condición específica, habría desaparecido totalmente. Quizá sea ése el último paso de la contemporaneidad: el paso de la literatura dramática conocida por teatro a la reproducción mecánica y su desaparición artesana. No parece que sea ésa la causa que se defiende para la supervivencia de esta forma, todavía abierta, del mensaje dramático.

El juicio sobre los actores o sus posibles calidades se pierde con la mecanización de sus voces grabadas. Los movimientos, las comparecencias individuales, se remiten sobre todo a la plástica. Los jóvenes intérpretes de la Escuela de Arte Dramático dan buena impresión y colaboran al ambiente de misterio y espiritismo creado por Juanjo Granda y sus colaboradores plásticos. El autor muestra capacidad de idioma, a veces de diálogo, y tierie consigo todas las posibilidades de la esperanza.

Un público muy joven, muy colaborador de la experiencia, se manifestó a favor de la obra y del grupo creador, que con el autor salió a recibir los aplausos.

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