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Otro ex 'etarra' avisó a 'Yoyes' de que se preparaba el asesinato

Otro ex etarra fue quien alertó recientemente a María Dolores González Cataráin, Yoyes, la ex dirigente de ETA Militar asesinada el pasado 10 de septiembre, de la existencia de una consigna concreta de la organización terrorista para atentar contra alguno de los activistas reinsertos de mayor relieve. El objetivo de ETA con esa acción era abortar un incipiente debate entre una parte de los presos y los refugiados en torno a la posibilidad de abandonar la lucha armada. Yoyes se mostró preocupada por la noticia, pero argumentó que cualquier precaución resultaría inútil a la larga y que no estaba dispuesta a volver al exilio.

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El referido ex activista de ETA, acogido a las vías de reinserción social, mantuvo una conversación con Yoyes 10 días antes del asesinato para ponerle al corriente de que ETA Militar había tomado la decisión de perpetrar un atentado contra alguno de los antiguos activistas que habían aceptado regresar a España o abandonar las prisiones.Entre los objetivos, escogidos por su relevancia pública, podían encontrarse cuatro o cinco personas, y se sospechaba que en la relación de víctimas potenciales figuraba de manera destacada la propia, Yoyes.

Temores

La orden de emplear las armas contra algún, ex etarra, según la información transmitida a María Dolores González, fue impuesta por el sector más duro de ETA Militar, que ha adquirido mayor peso en la organización a raíz de la expulsión de Francia de Txomin Iturbe.En el curso de la conversación, Yoyes indicó a su interlocutor que las noticias que le transmitía confirmaban sus temores, que iban en aumento desde que se produjo el alejamiento de Iturbe de la dirección ejecutiva de ETA como consecuencia de su reclusión durante varios meses en una prisión francesa y de su deportación posterior del país vecino, a mediados de julio.

El presunto máximo dirigente de la organización terrorista había ofrecido a María Dolores González, antes de que ésta regresara en secreto a España el 17 de octubre de 1985, garantías personales de que no se tomarían represalias contra ella mientras de él dependiera y le había pedido que no hiciera el juego a los partidos políticos favorables a la reinserción y que evitara realizar cualquier tipo de declaración pública porque podría resultar muy perjudicial para ETA, condición esta última que la ex dirigente cumplió escrupulosamente. Pese a tener conocimiento de lo que se estaba preparando, Yoyes decidió seguir haciendo su vida normal, convencida, según explicó al compañero que le había informado, de la inutilidad de cualquier tipo de medidas de protección temporales.

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La única precaución eficaz, explicó María Dolores González, sería abandonar de nuevo a su familia, alejarse del País Vasco y volver al extranjero, solución que ella no estaba dispuesta a aceptar.

Indicios

La orden de perpetrar un atentado contra algún destacado ex activista que hubiera regresado del exilio o abandonado la cárcel estuvo motivada, de acuerdo con las versiones que se manejan entre quienes han abandonado la organización, por la aparición de conatos de debate en torno a la reinserción entre una parte de los exiliados vascos y de los presos con menores condenas.El diputado del Partido Nacionalista Vasco (PNV) Joseba Azkárraga, que ha gestionado ante el Ministerio del Interior una parte considerable de los indultos a presos que abandonan ETA, confirmó ayer esta impresión y declaró: "Algo se estaba moviendo en torno a este tema. Había indicios de que comenzaba un debate. Lo de Yoyes parece motivado precisamente por esta circunstancia".

En todo caso, el asesinato de María Dolores González, de 32 años de edad, que fue alcanzada por tres disparos en presencia de su hijo y de su madre en Ordizia (Guipúzcoa), de donde era natural, se produjo pocas semanas después de que se conociera el fracaso de dos iniciativas paralelas de diálogo con ETA Militar destinadas a facilitar una negociación con la organización terrorista.

Los contactos quedaron rotos por la negativa del Gobierno a retrasar la deportación de Txomin Iturbe. El considerado máximo dirigente de ETA Militar había pedido, en la vía de contactos abierta a través del PNV, un plazo de tres semanas para convencer a sus compañeros de la posibilidad de llegar a un acuerdo. No obstante, se produjo finalmente el traslado a Gabón y su pérdida de peso en la organización terrorista.

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