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Polémica en Italia tras la absolución de 114 condenados por 'camorristas'

Juan Arias

La sentencia del Tribunal de Apelación de Nápoles que absuelve a 114 personas condenadas por su vinculación con la Camorra ha suscitado una fuerte polémica en Italia. Sobre todo, la discusión se centra en la diferente valoración que hacen los tribunales de las declaraciones de los arrepentidos según se trate de delitos de terrorismo o de delincuencia común.

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"Una sentencia histórica", afirmó ayer el diario La Repubblica sobre el inesperado fallo del Tribunal de Apelación de Nápoles. El director de Il Messaggero, Vittorio Emiliani, ha escrito, por su parte, que se trata de una sentencia "espectacular, pero también valiente y coherente". Únicamente el órgano oficial del Partido Comunista italiano (PCI), el diario L'Unitá, subrayó ayer la peligrosidad de tales sentencias.Mientras en algunos comentarios se advierte el temor que produce que un tribunal de apelación pueda dar la vuelta a una sentencia de un tribunal de primera instancia, otros, al revés como Indro Montanelli, director de Il Giornale, de Milán, afirmaron ayer que nada ofrece mayor confianza a un ciudadano que la posibilidad de que su apelación pueda sancionar su inocencia después de una injusta condena.

En realidad, esta decisión inesperada de los jueces de Nápoles ha planteado varios problemas de fondo que estaban ya sobre el tapete.

El primero de ellos tiene una lectura positiva. Todos alaban la capacidad democrática de los tribunales italianos, que no admiten la culpabilidad definitiva de un ciudadano hasta un proceso en tercera instancia.

El segundo es más complejo: ¿hasta dónde puede y debe llegar la independencia de los jueces? ¿Podría, en algunos casos, si se equivoca flagrantemente un juez, estar obligado a resarcir daños y perjuicios al acusado? Pero no ha dejado de levantarse en seguida la voz de quienes temen que el miedo de un juez a tener que resarcir al acusado pueda condicionar su sentencia.

Si hace sólo un año se había levantado una ola de acusaciones a los jueces napolitanos que habían condenado a los presuntos camorristas y al popular presentador televisivo y dirigente radical Enzo Tortora, llegando a decirse que estaban vendidos, hoy, al revés, se alzan grandes elogios a sus compañeros que han absuelto a los condenados.

Pero el problema de fondo es el del papel de los arrepentidos. El primer tribunal de Nápoles creyó el año pasado en las confesiones de éstos, y sin más pruebas dictó sentencia. Ahora, los jueces de apelación han cambiado de criterio, afirmando que, puesto que dichas acusaciones de los arrepentidos no han podido ser probadas con documentos objetivos, existía la obligación de absolverlos a todos. Ahora se insiste en la diferencia de credibilidad entre los arrepentidos del terrorismo y los de la Camorra.

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