_
_
_
_
Tribuna:
Tribuna
Artículos estrictamente de opinión que responden al estilo propio del autor. Estos textos de opinión han de basarse en datos verificados y ser respetuosos con las personas aunque se critiquen sus actos. Todas las tribunas de opinión de personas ajenas a la Redacción de EL PAÍS llevarán, tras la última línea, un pie de autor —por conocido que éste sea— donde se indique el cargo, título, militancia política (en su caso) u ocupación principal, o la que esté o estuvo relacionada con el tema abordado

El silencio

Manuel Vicent

Estoy solo en alta mar, lejos de la costa. Voy navegando a la deriva con dulzura extremaba o un sol tan suave que parece de carne. La vela fatigada cierne una luz color azafrán, y el leve oleaje abraza con chasquidos musicales el casco de la embarcación. No se ve a nadie. Ni siquiera vuela una gaviota en los cuatro horizontes de agua, y las sensaciones que experimento todas nacen y mueren en la piel me balanceo entre dos azules esenciales tendido en cubierta tratando de diluirme en un sueño de mediodía, aunque la radio ha que dado encendida y aún vierte un vago sonido de noticias que se pierden por sotavento. La represión de Pinochet ha producido y siete muertos en Chile. Atracador abatido a tiros en un enfrentamiento con la policía. Hace explosión otra bomba en París. Termina en Madrid el congreso de teología Cada noticia está separada por un golpe de gong, que en mi cerebro se funde con la pasta solar. Las, ondas traen casos de muerte y pasiones políticas mezcladas con una disputa acerca del reino de Dios. ¿Qué habrán discutido los; teólogos en Madrid? Qué lejos; suena todo eso perdido en el viento. Navega, velero mío.Los teólogos viven gracias al silencio de Dios. Si Dios hablara no habría teología, o tal vez si no hubiera teólogos, Dios finalmente hablaría con claridad. Pero no existe en el mundo una revelación tan evidente como este fulgor que hiere los ojos. Ninguna gloria puede equipararse a estos atardeceres solitarios en el Mediterráneo, cuando una parte del firmamento se convierte en polvo de oro y la quilla del barco va dividiendo las aguas de púrpura mientras uno navega a bordo de la nostalgia. Dios calla. O acaso su voz es esa música de brisa que vibra en las jarcias. Pero cualquier navegante sabe que al final de la tarde siempre se arriba a una orilla donde se agitan los teólogos y la dinamita canta. Es imposible escapar. Ya en tierra, uno termina por comprender que no puede seguir flotando. De un lado está la estética, y de otro, los teólogos con metralleta, los griegos de dorada cabellera y los guerrilleros que luchan contra los tiranos. Y en medio, el silencio de Dios. ¿Qué hacer?

Tu suscripción se está usando en otro dispositivo

¿Quieres añadir otro usuario a tu suscripción?

Si continúas leyendo en este dispositivo, no se podrá leer en el otro.

¿Por qué estás viendo esto?

Flecha

Tu suscripción se está usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PAÍS desde un dispositivo a la vez.

Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripción a la modalidad Premium, así podrás añadir otro usuario. Cada uno accederá con su propia cuenta de email, lo que os permitirá personalizar vuestra experiencia en EL PAÍS.

En el caso de no saber quién está usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contraseña aquí.

Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrará en tu dispositivo y en el de la otra persona que está usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aquí los términos y condiciones de la suscripción digital.

Sobre la firma

Manuel Vicent
Escritor y periodista. Ganador, entre otros, de los premios de novela Alfaguara y Nadal. Como periodista empezó en el diario 'Madrid' y las revistas 'Hermano Lobo' y 'Triunfo'. Se incorporó a EL PAÍS como cronista parlamentario. Desde entonces ha publicado artículos, crónicas de viajes, reportajes y daguerrotipos de diferentes personalidades.

Archivado En

Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
_
_