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Ausencia de la jerarquía católica en los debates del congreso celebrado en Madrid

Francesc Valls

El mensaje final del VI Congreso de Teología, que ayer fue clausurado en Madrid, parte de la consideración de la Iglesia como pueblo de Dios y pide que la base cristiana tenga "participación activa y responsable en la vida eclesial y sea verdaderamente sujeto y no mero objeto confiado al cuidado pastoral de los encargados del ministerio". Ningún obispo asistió a las sesiones, en contra de lo sucedido en anteriores ediciones del congreso, que ha sido organizado por cristianos progresistas.

La celebración eucarística final, realizada ayer, estuvo presidida por el sacerdote Hans Küng -profesor de la universidad germanooccidental de Tubinga, y a quien el Vaticano retiró en 1979 la venia docente-; el ministro de Educación nicaragüense, Fernando Cardenal; el presidente de la Asociación de Teólogos Juan XXIII -organizadora del congreso- Casiano Floristán; el teólogo José María Díez Alegría y el sacerdote Ignacio Armada, de los Comités de Solidaridad Monseñor Óscar Romero.La misa y la lectura del mensaje clausuraron los actos del congreso de al que han asistido unas 1.600 personas en las diversas sesiones desde el pasado miércoles en Madrid. En esta ocasión ningún miembro de la Conferencia Episcopal Española ha estado presente en los actos, a pesar de que la Asociación de Teólogos Juan XXIII había cursado diversas invitaciones.

Monseñor Antonio Montero -presidente de la cornisión episcopal de medios de comunicación- rehusó participar en la misma mesa redonda que Hans Küng y Fernando Cardenal sobre el lema Pluralismo y comunión en la Iglesia, según manifestaron fuentes del congreso.

El mensaje de esta sexta edición se expresa en un tono más; moderado que el que utilizaron diversos ponentes, aunque reivindica de forma clara una serie de aspectos que caracterizan a los sectores progresistas de la Iglesia católica.

"Nuestro congreso", señala el texto, "trata de contribuir a una realización real y viva de aquella comunión jerárquica que el Concilio Vaticano II propone: como estructura esencial de la 'Iglesia. Ni comunión sin jerarquía, ni jerarquía sin comunión activa y responsable de todos, como verdaderos sujetos".

El documento hace hincapié, de acuerdo con el mandato conciliar, en que la Iglesia no debe: encerrarse- en sí misma. Afirma también que la "pluriformidad es esencial en la vida eclesial" y en la vía de promoción (le los derechos humanos en la Iglesia. Asimismo, afirma que hay que evitar "prejuicios culturales atávicos" al "replantear profundamente" el problema de la mujer.

Ayuda a jornaleros

Asimismo, los redactores del texto afirman que "en los pueblos del tercer mundo el testimonio cristiano ha de estar en consonancia con las crecientes ansias de liberación de los oprimidos". De igual manera se expresa con respecto a los pueblos desarrollados, donde "la opción por los pobres es una exigencia evangélica que en la presente crisis económica y social se hace cada vez más perentoria".El congreso ha recaudado 1.100.000 pesetas en donativos, que tendrán como destinatarios a los jornaleros andaluces y a las comunidades cristianas de base latinoamericanas, entre ellas las nicaragüenses. En la sesión celebrada ayer, Evaristo Villar, de la Asociación Juan XXIII, leyó el documento preparado por la iglesia de base de Madrid que denuncia el sistema socioeconómico y la división del mundo en bloques.

"Después de la celebración de seis congresos, seguimos, fieles a la inspiración inicial de ser puente entre las iglesias y las teologías del primer y del tercer mundo, porque de alguna manera somos primer y tercer mundo", manifestó a este diario Juan José Tamayo, miembro de la Asociación de Teólogos Juan XXIII. Tamayo añadió que estas sesiones sirven de diálogo entre la experiencia latinoamericana y las aportaciones europeas.

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