La excepción de Vargas Llosa
En su edición del 18 de agosto, el señor Edgar Plata, de Hamburgo, se refiere al extraño comportamiento del escritor peruano Vargas Llosa y a las "influencias que lo mueven a denigrar a los autores latinoamericanos y en especial a García Márquez, al cual ha tratado de cortesano...".
La explicación del señor Plata me parece muy plausible. En Francia hemos venido comprobando desde hace tiempo la captación de artistas y escritores de parte del capital internacional. Y justamente uno de los signos distintivos de estos recientes captados es su desmesura, que no discute las ideas ajenas en un clima de respeto mutuo, ni siquiera en una reunión internacional de escritores.
Evidentemente, esta generación de exponentes o contradictores virulentos necesita exhibir sus hazañas ante sus patrones.
De las observaciones en Francia desde 1977 hasta hoy extraigo dos ejemplos:
1. La señora Marguerite Duras, que hace algún tiempo tuvo bastante renombre por su novela Hiroshima mon amour -en especial gracias a la película-, reapareció súbitamente como un genio literario con L'Amant, ensalzada por cierta crítica y por la radio y la televisión que son estatales. En retribución, esta señora declaró su ilimitada admiración por el presidente Mitterrand y por el presidente Reagan, al cual literalmente "adora"; al mismo tiempo, lanza feroces ataques contra. la izquierda, llegando incluso a afirmar que "le desea la muerte" a cierto dírigente. ¡Textual!
2. El señor Yves Montand, que tuvo años de gran notoriedad como cantante y actior cinematográfico y se encontraba en plena declinación, recibió imprevistamente un soplo divino que le con
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