El palacio que veló la última noche egipcia del rey Faruk
Tres helicópteros de color arena aterrizaron a las 13.26 en el inmenso patio del palacio Ras el Tin. Venían del aeropuerto de Alejandría, y transportaban a los primeros ministros de Israel y Egipto y sus séquitos, que fueron recibidos a los sones de El puente sobre el río Kwai.El palacio de Ras el Tin está al borde del Mediterráneo, en la parte occidental de Alejandría. Es un imponente conjunto de estilo neoclásico erigido hace un siglo por Mohamed Alí Pachá como una de sus sedes de verano alejándrinas. En julio de 1952, su descendiente el rey Faruk pasó allí su última noche egipcia antes, de partir para el exilio.
Simón Peres y su colega Alí Lofti, vestidos en gris y azul, respectivamente, pasaron revista a la formación y no dirigieron ni una sola mirada a las hermosas palmeras del palacio, a la gigantesca antena metálica que lo afea o a la mezquita que hace pared con pared con Ras el Tin.
Unas 20 cámaras de televisión, varias decenas de aparatos fotográficos y casi 300 reporteros esperaban a los jefes de Gobierno. Los contingentes más numerosos. eran el israelí y el norteamericano. Al lado de su desenvoltura e incluso agresividad, la docena de informadores egipcios casi hubiera pasado desapercibida de no haber estado casi uniformada por sus saharianas.
Peres y Lofti no dedicaron tampoco la más mínima atención a la Prensa, y se introdujeron de inmediato en la puerta que custodiaban dos lanceros en azul. La última imagen que los informadores tuvieron de ellos fue subiendo unas escalinatas de mármol en un vestíbulo, cómo no, de proporciones colosales.
Batalla informativa
Ambos jefes de Gobierno y nutridas delegaciones de ambos países se sumergieron casi de inmediato en una p rimera conversación exploratoria, un aperitivo de la cumbre. Los egipcios no dieron su versión de la misina, mientras que los israelíes, que están ganando la batalla informativa a sus anfitriones, explicaron por la tarde lo que había dicho Peres.
Congratularse por el final feliz del acuerdo sobre el arbitraje de la playa de Taba y el tema palestino ocuparon, como era de esperar, la mayor parte del tiempo. Según el portavoz oficial de la delegación israelí, Peres dijo que "los palestinos son un pueblo como otro", y que Israel no tiene intención de "dominarlos o controlar su destino". Luego añadió que "los palestinos tienen derecho a participar en la elaboración de su propio futuro".
Es más de lo que hubiera dicho Isaac Shamir, el líder de la coalición populista y conservadora que el próximo octubre debe sustituir al laborista Peres. Pero como se encargó de recordar el portavoz israelí, "eso ya estaba en Camp David".
El encuentro del año en Oriente Próximo se produjo hacia las 16.15. El rais Mubarak, que con toda probabilidad había pasado también las horas precedentes en alguna otra ala del palacio, recibió a Simón Peres. El acontecimiento se había producido.
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