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Tutu ofrece la reconciliación al Gobierno de Pretoria tras ser entronizado como arzobispo

Desmond Tutu, un diminuto clérigo de 55 años, fue entronizado ayer como primer arzobispo negro de Ciudad del Cabo y jefe de la comunión anglicana de Suráfrica, e inmediatamente lanzó un mensaje de reconciliación al Gobierno segregacionista de su país y a su presidente, Pieter W. Botha.

Poco después de ser entronizado, en una brillante ceremonia de dos horas de duración, en la catedral de San Jorge, sede metropolitana de la provincia de El Cabo, Tutu prometía suspender su campaña a favor de la imposición de sanciones internacionales contra Suráfrica si Botha levantaba el estado de emergencia, impuesto el pasado 12 de junio, e iniciaba las conversaciones con los líderes negros.Tutu manifestó que ni él ni los que ahogan por la imposición de sanciones querían esas sanciones. "Así se lo hice saber al presidente [el 21 de julio pasado], y añadí que si levantaba el estado de emergencia, retiraba a las tropas de las ciudades negras, liberaba a los detenidos políticos, legalizaba nuestras organizaciones políticas y reunía a los representantes auténticos de nuestra comunidad para negociar una nueva Constitución para una Suráfrica sin divisiones, entonces pediría al mundo que archivase las sanciones", dijo.

Pero el nuevo jefe de la comunión anglicana en Suráfrica, que obtuvo el Premio Nobel de la Paz en 1984, reiteró su conocido punto de vista de que el sistema del apartheid constituye la fuente de toda la violencia en Suráfrica, incluidos los nekclacing (quema de negros colaboracionistas poniendo un neumático en torno a su cuello, rociándolo de gasolina y prendiéndole fuego).

El premio Nobel de la Paz dejó muy clara su oposición total a "toda violencia" cuando dijo: "Aborrezco toda violencia y condeno tanto la violencia de un sistema injusto como el apartheid, así como de aquellos que quieren acabar con él". Sin embargo, el antiguo vendedor de cacahuetes en los vagones de terceta de los trenes reservados para los negros y ex caddle de golf en su juventud, recordó a la población blanca que las dos organizaciones nacionalistas Congreso Nacional Africano (ANC) y Congreso Panafricario (PAC) predicaron las soluciones pacíficas y no violentas para Suráfrica hasta su ilegalización por el Gobierno en 1960 y hasta que se produjo la matanza de Sharpeville.

Tutu, que habló revestido de pontifical, con la cruz de Kimberley de oro y brilantes, símbolo de su nueva autoridad arzobispal, radiante sobre su pecho, manifesta en otro momento de su homilía: "El milagro es que nuestra tierra no haya estallado en una ola de violencia". "¿Sería concebible", se preguntó el arzobispo, "que los blancos hablasen de cambios no violentos como hacemos algunos de. nogotros si tuvieran que sufrir lo que nos han hecho y nos hacen todavía?".

El principal portavoz de la oposición al apartheid expresó sus dudas de que el Gobierno de Pretoria tenga realmente. intención de cambiar. Sería necesario, para que eje cambio se materializase, promulgar una nueva Constitución y redistribuir el poder. Tútu se maraville de la existencia en Suráfrica de "tantos blancos que realmente quieren este tipo de cambio".

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El nuevo arzobispo mencionó varias veces por su nombre al presidente del Estado, título oficial de Botha, y manifestó que muchas veces" había elogiado su coraje". "Pero siempre se ha quedado desastrosamente corto para llegar a la solución que todos deseamos", añadió. Y en una referencia a la hermandad que debe reinar entre cristianos, Tutu se refirió a Botha como a su hermano: "Me guste o no me guste, o le guste o no le guste a él. Y como tal, debo desearle lo mejor y rezar por él".

Escasa presencia policial

La presencia policial en tomo a la catedral de San Jorge, en el centro de la Ciudad del Cabo donde el tráfico había sido cortado, era mínima; una docena de agentes como máximo en las calles que convergían en ella. Uni grupo sin identificar había colocado varios pasquines en los edificios cercanos a la catedral en los que se podía ver a Tutu con una cruz en una mano y un puñal en la,otra, con la inscripción: "On the christian soldiers marching us to war" ("Adelante los soldados cristianos marchan do en primera fila hacia la guerra"), un conocido religioso y una alegoría del apoyo que el arzobispo hace de las sanciones contra Suráfrica.La ceremonia, tremendamente colorista, constituyó una simbiosis de las culturas occidental y africana. Las 1.350 personas admitidas por estricta invitación al interior de la catedral, entre las que no había un solo representante del Gobierno, formaban un verdadero cóctel de razas y de culturas, en el que se mezclaban los chaqués de los invitados occidentales con las túnicas moradas de los arzobispos y obispos de las diversas comuniones religiosas presentes y las túnicas y pelucas de los jueces con los coloristas trajes africanos de algunos invitados extranjeros. Junto al coro de la catedral intervino, por deseo expreso de Tutu, el grupo coral de Soweto Imilonji Kantu.

La South African Broadcasting Corporation desmintió ayer tajantemente que prohibiera la retransmisión en directo de la ceremonia. Simplemente, dijo, ninguna cadena de televisión internacional había pedido una conexión por satélite en directo. En cuanto a la exclusiva concedida por la Iglesia anglicana a una compañía local de vídeo, fue rota cuando dos cadenas internacionales, aparentemente la británica BBC y la norteamericana ABC, se colaron en la catedral y pusieron su material a disposición de los demás. Los opositores más destacados al régimen del apartheid asistieron a la ceremonia. Entre ellos, Winnie Mandela, esposa del líder del ANC, Nelson Mandela, que cumple una condena a cadena perpetua desde 1964; el reverendo Allan Boesak, líder del movimiento antisegregacionista Frente Democrático Unido, y el doctor Beyers Naude, un blanco, secretario general del Consejo Surafricano de las Iglesias.

Tutu y su esposa, Leah, ocuparán la residencia arzobispal, situada en la barriada más explosiva de Suráfrica, Bishops Court, en la que se encuentra la mayoría de las representaciones diplomáticas, entre ellas la británica y la española. Con la ley en la mano, el matrimonio Tutu no puede oficialmente residir, de acuerdo con la Group Areas Act (ley que clasifica las zonas de residencias por razas), en un barrio sólo para blancos.

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