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Cartas al director
Opinión de un lector sobre una información publicada por el diario o un hecho noticioso. Dirigidas al director del diario y seleccionadas y editadas por el equipo de opinión

Metáforas lorquianas

Comentario al artículo Metáforas lorquianas, escrito por Carlos Bousoño en el suplemento de EL PAIS dedicado a Lorca, el 19 de agosto, fundamentalmente a las observaciones hechas a la siguiente poesía: "Eras rosa, / te pusiste alimonada. ¿Qué intención viste en mi mano que casi te amenazaba? / Quise las manzanas verdes, / no las manzanas rosadas, / alimonada. / Grulla dormida, la tarde / puso en tierra la otra pata".No sé de dónde se saca el señor Bousoño que el poeta ha pretendido "abrazarla, besarla...". Ni tampoco sé por qué piensa que el poeta es el personaje masculino del poema. Me explico. Por no estar la poesía en pretérito perfecto no se debe pensar que el personaje masculino proteste ante la supuesta joven, la saque de su error, en el momento del acto, sino más bien cabe suponer que él está pensando o escribiendo esto cierto tiempo después de que ha ocurrido; por tanto, no se pone ella alimonada por haberse confundido, sino simplemente porque tuvo la impresión de que el varón la iba a tocar.

El señor Bousoño señala que "el título aclara suficientemente la situación". En efecto, pero no parece que se la aclare mucho a él. "Susto en el comedor". ¿Por qué precisamente en el comedor? Porque están comiendo; los dos protagonistas del poema están sentados a la mesa, en los postres, cerca de las tetas de la joven que asoman por el escote; hay un recipiente con manzanas verdes. Las "manzanas rosadas" son las tetas de ella, y no como piensa el señor Bousoño: "manzanas rosadas" = mujeres, y "manzanas verdes" = hombres. Él va a coger una manzana y ella supone que la va a tocar las "manzanas rosadas"; por eso se pone "alimonada".

Carlos Bousoño alude con pudor infantil a la homosexualidad de Lorca. "No le gusta, pues, ella, sino lo opuesto: las 'manzanas verdes". Le falta decir: "o sea, los hombres". Pero este poema no tiene nada que ver con la homosexualidad del autor, ni siquiera puede pensarse que él sea uno de los protagonistas.

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Al explicar el autor del artículo la metáfora de la última estrofa, dice: "mas ocurre que la 'grulla' de (la) que aquí se habla es 'la tarde'; luego es la tarde la que despierta". Pues, ¡no!, despierta la grulla, ya que la tarde no puede despertar ni siquiera metafóricamente, pues se va durmiendo cada vez más.

Es penoso ver cómo un experto en poesía como debe ser Carlos Bousoño se pierde con todas sus técnicas a cuestas dentro de una poesía tan simplemente bella como ésta.-

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