_
_
_
_
_

El director de la OMS para la lucha contra el cáncer pide más dinero para prevención

La prevención y la detección precoz del cáncer se han convertido en los parientes pobres de la lucha contra el cáncer, pese a que con la prevención se podrían salvar millones de vidas, afirmó ayer en el congreso de la Unión Internacional contra el Cáncer que se celebra en Budapest, Jan Stjernsward, máximo responsable para combatir la enfermedad en la Organización Mundial de la Salud (OMS).Stjernsward señaló que la mayoría del dinero está siendo dedicada a la investigación de nuevos sistemas terapéuticos para detener la enfermedad, cuando un tercio de todos los cánceres es previsible y otro tercio curable si se detecta en sus comienzos.

"Es trágico contemplar cómo en los países del Tercer Mundo, donde se encuentra la mitad de los pacientes de cáncer, y en los países industrializados todo el dinero va a investigar nuevas terapias, cuando todos sabemos que podríamos evitar muchísimos sufrimientos evitando que la gente contraiga cáncer", afirmó. "Reconozco", añadió, "que se han producido importantes avances en la terapia de algunos cánceres, principalmente en tumores poco habituales".

Stjernsward señaló, sin embargo, que la investigación ha realizado pocos avances en los cánceres más mortíferos, como el de estómago y el de pulmón, que son dos tipos de cánceres ante los que se puede adoptar una política preventiva.

El cáncer de pulmón, provocado en la mayoría de los casos por el tabaco, está creciendo rápidamente, y próximamente superará en número a los cánceres de estómago, que es el cáncer que más personas mata.

Luchar contra el tabaco

"Si se quiere ganar la batalla contra el cáncer, antes tenemos que ganar la batalla contra el tabaco. Lo peor de este tipo de cáncer es que es autolesionado", dijo Stjernsward.

Como prueba de los resultados que puede dar una correcta política de prevención, el director de la OMS para la lucha contra el cáncer citó una estadística que reflejaba una caída del 55% en cáncier de estómago entre 1960 y 1980. Stjernsward dijo que esta espectacular reducción en el número de cánceres de estómago se debió a un modificación en los hábitos de alimentación, sin intervención del establecimiento médico espoecializado en la lucha contra el cáncer ni debido a ninguna terapia revolucionaria. Indicó además que las dietas bajas en grasa no sólo sirven para prevenir enfermedades coronarias, sino también reducen las posibilidades de contraer cánceres de pecho, intestino y próstata.

En este sentido, un estudio presentado por médicos canadienses en el decimocuarto congreso mundial de Budapest aporta nuevos datos de la relación entre el consumo de grasas y el cáncier de pecho.

El profesor Boyd, del Instituto de Cancerología de, Toronto, presentó, en apoyo de esa tesis, un estudio realizado con 110 mujeres de más de 35 años con lesiones precancerígenas (hiperplasia mamaria grave).

Regístrate gratis para seguir leyendo

Si tienes cuenta en EL PAÍS, puedes utilizarla para identificarte
_

Archivado En

Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
_
_