El consumidor apenas podrá beneficiarse en 1987 del menor coste del petróleo

El próximo año los consumidores no se beneficiarán sustancialmente del menor coste de los carburantes, aunque se mantengan los actuales precios del petróleo y de la cotización del dólar o incluso aunque éstos sigan cayendo.El Gobierno está decidido a mantener en los Presupuestos del Estado para 1987 la política ya practicada en el año en curso de aprovechar tales beneficios para reducir el déficit público y aumentar así la financiación para el sector privado. No obstante, los impuestos indirectos o sobre el consumo crecerán cerca del 13%, menos de la mitad que este año.

Al debatir el proyecto de Presupuestos del Estado para 1987, el Consejo de Ministros ha incluido como una de sus prioridades la de seguir la política del anterior Gobierno, fiscalizando gran parte de las ventajas obtenidas por el menor coste de los combustibles.

Pese a que hasta ahora los consumidores sólo se han beneficiado de una tercera o cuarta parte de las mismas, el Instituto NacionaI de Estadística (INE) ha calculado que, sin las dos reducciones del precio de los carburantes -la primera, a fines de 1985, y la segunda, este año-, la tasa de inflación española sería del 10,5%. Los precios habrían aumentado, así, 1,1 puntos más de lo que han subido en los 12 últimos meses.

El impacto sobre el déficit público que se produce por la vía del aumento de los impuestos sobre los carburantes, al bajar su precio menos de lo que se ha reducido su coste, será también al menos de un punto sobre el producto interior bruto (PIB). Esto quiere decir que, sin tales ventajas, el déficit público Sería más de 300.000 millones de pesetas superior a lo previsto para fines de 1986, cuando el Gobierno quiere dejarlo en el 4,5% del PIB.

Gracias a la fiscalidad derivada de los carburantes, Hacienda cumplirá, en 1986 el 97% de todos los prestipuestos fiscales. En otro caso, la recaudación habría quedado por debajo del 93%.

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