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La buena voluntad de Gorbachov

Con la decisión de prolongar hasta principios de 1987 la moratoria en la realización de ensayos nucleares, observada unilateralmente por la Unión Soviética desde agosto de 1985, Gorbachov ha dado una muestra de buena voluntad. (...)Por muy profundas que sean las diferencias entre soviéticos y americanos sobre las cuestiones relacionadas con el armamento estratégico y, en consecuencia, sobre las pruebas nucleares, el hecho es que las dos partes no dejan de dialogar sobre estos puntos. Expertos de ambos lados acaban de reunirse en Moscú y ya está previsto que las mismas delegaciones vuelvan a encontrarse el mes que viene en Washington. Cuando menos esto prueba el interés de soviéticos y americanos por escuchas los argumentos de la otra parte.

Desde el pasado invierno, las relaciones entre las dos potencias han pasado por una serie de altibajos. ( ... ) Pero, sin embargo, a lo largo de este camino los desacuerdos han quedado perfilados. El principal es el que se refiere a la Iniciativa de Defensa Estratégica, tan cara al presidente Reagan, y de la que los soviéticos no quieren oír ni hablar. Porque, en este punto, ¿dónde acaba la investigación, cuestión en la que Moscú no insiste en que se prohíba, y dónde comienza el despliegue, inaceptable para Moscú? La misma idea de moratoria que la URSS aplica a los ensayos nucleares puede valer con respecto a las armas espaciales, quedando como única materia de negociación los detalles.

Lo más original de la situación actual es que ni la Casa Blanca ni el Kremlin pueden hacer entera abstracción de las opiniones que se expresan en el seno de sus países. A juzgar por el correo publicado en la Prensa soviética, la catástrofe de Chernobil ha dejado huella y ha dado origen en la URSS a una sensibilización con respecto al hecho nuclear que no puede ser ignorada completamente a la hora de diseñar los programas militares.( ... )

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Desde este punto de vista, sin embargo, parece evidente que la posición de Reagan es mucho más delicada. Las últimas votaciones de la Cámara de Representantes sobre la financiación de la guerra de las galaxias así como sobre los ensayos nucleares han puesto en evidencia que el jefe de la Casa Blanca no podía subir el tono de su apuesta con Moscú más que hasta un cierto punto. Y especialmente cuando las elecciones previstas para primeros de noviembre no se presentan fáciles para su partido.

Ésta es seguramente una de las circunstancias que Gorbachov habrá tomado en consideración al anunciar la prolongación de la moratoria. Pero esta decisión puede representar también un modo de forzar el camino hacia la nueva cumbre, que al parecer se desea tanto en Washington como en Moscú, y que el dirigente soviético, por su parte, anuncia sin complejos que tendrá lugar a finales de año.

París, 20 de agosto

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