El retraso del representante del Gobierno salvadoreño obliga a aplazar el diálogo con los rebeldes

El retraso en la llegada a la capital mexicana del jefe de la delegación gubernamental salvadoreña, el vicepresidente Rodolfo Castillo, obligó a postergar la primera reunión en 20 meses entre el Gobierno y los rebeldes de El Salvador, agrupados en el Frente Democrático Revolucionario (FDR) y el Frente Farabundo Martí para la Liberación Nacional (FMLN). La reunión debía iniciarse en la mañana de ayer en un lugar secreto de México, pero al mediodía fuentes de ambas partes confirmaron que no comenzaría antes de las cinco de la tarde (una de la madrugada, hora peninsular). Castillo pospuso su salida de San Salvador a la espera de la llegada de Santo Domingo del presidente, José Napoleón Duarte.

Las conversaciones en México han estado rodeadas por una densa capa de misterio, aumentada por la incertidumbre que provocó el retraso del jefe de la delegación gubernamental. La reunión es calificada por ambas partes como un paso previo a un encuentro formal que debe realizarse en territorio salvadoreño.En un principio, el Gobierno salvadoreño había propuesto como sede para esta reunión su embajada en la capital mexicana. Los rebeldes se opusieron y pidieron que el encuentro se realizara "en terreno neutral". En otras palabras, en territorio mexicano, pero nunca dijeron dónde.

En horas previas al encuentro, el teléfono de las oficinas que mantienen los rebeldes en la ciudad de México no respondió, y la agencia Salpress, voz oficiosa de un grupo guerrillero, dijo que no sabía el lugar donde se realizarían las conversaciones. "Quizá la reunión podría tener lugar fuera de la ciudad", afirmó.

La reunión de México -en la que actúa como mediador el arzobispo de San Salvador, Arturo Rivera Damas- tiene un carácter preparatorio para decidir sobre la sede, fecha y agenda de la tercera ronda de conversaciones formales entre el Gobierno y la guerrilla.

La primera ronda se realizó el 14 de octubre de 1984 en la localidad de La Palma, en el conflictivo departamento de Chalatenango, y la segunda se produjo un mes después. Las reuniones fracasaron después que ambas partes se acusaron mutuamente de utilizar las conversaciones con fines "tácticos y propagandísticos".

Las partes deben ponerse de acuerdo también en cuestiones prácticas, como la seguridad, política de información a la opinión pública y, finalmente, el temario.

El presidente salvadoreño, José Napoleón Duarte, ha propuesto las ciudades de San Miguel y Francisco Gotera, en el Este del país, como sedes para esta tercera ronda. El FMLN se negó, argumentando que ambas localidades son "ciudades cuarteles" que no ofrecen ninguna seguridad. A cambio, dijeron que el mejor lugar es la capital del país, San Salvador.

Propuesta política

El 14 de julio pasado, el FDRFMLN dio a conocer las líneas generales de su propuesta política. Según ellos, un primer paso para llegar a una solución del conflicto es reorganizar el actual Gobierno e integrar en él a representantes de todos los sectores, guerrilleros incluidos.

Ese hipotético Gobierno tendría un carácter transitorio y su tarea principal sería organizar elecciones libres y limpias. El FDR-FMLN se compromete a pactar un alto el fuego cuando se forme ese Gobierno y a buscar, en ese marco, una solución negociada al difícil problema de la subsistencia de los dos ejércitos.

Ambos aspectos han sido hasta el momento enérgicamente rechazados por el Gabinete del presidente José Napoleón Duarte. Sin embargo, lo original de la propuesta rebelde es que es presentada como "responsable y flexible". Es "responsable", dicen los guerrilleros, porque piensan cumplir con lo que proponen, y es "flexible" porque no representa necesariamente la última palabra.

En El Salvador, Radio Venceremos, voz clandestina de la guerrilla, anunció el martes que sus representantes ofrecerían en México al Gobierno "una tregua militar" para la tercera ronda de conversaciones, "con el ánimo de generar el marco más adecuado" para el encuentro.

El viceministro de Asuntos Exteriores, Ricardo Acevedo, dio un indicio de que el Gobierno salvadoreño también ha flexibilizado su postura cuando declaró el martes, al llegar a Ciudad de México: "Tras seis años de lucha y muerte, lo único que queremos es poder trabajar unidos en paz y en concordia".