El alcalde de Zarzalejo dimite por las tensiones que causa la construcción de un colegio
Las tensiones creadas entre los dos barrios de la localidad madrilefta de Zarzalejo a raíz de la construcción de un nuevo colegio estatal han provocado la dimisión del alcalde del pueblo, Manuel Cortés, y de los concejales Victorio García Soriano y Santiago González, todos de Coalición Popular.
En Zarzalejo, de 830 habitantes, existían dos colegios: uno para el barrio de arriba (con tres profesores y 64 niños el pasado curso), y otro para el de abajo o barrio de la estación (con tres profesores y 55 niños el pasado curso). Pero en octubre de 1985 el edificio del colegio de la estación fue declarado en ruinas. Desde entonces los alumnos estudiaban en un edificio en obras de la asociación de vecinos.El Ayuntamiento inició los trámites para un colegio que albergara a todos los niños del pueblo y que estuviera situado en una zona más o menos céntrica. Ahí empezaron los problemas. María Jesús Pastor habla en representación de los padres de alumnos del colegio de Vicente Palmaroli, el de Arriba: "Los niños de nuestro barrio tendrían que caminar dos kilómetros por carretera para ir a la escuela, con todos los peligros que eso entrañaría. Los niflos de abajo, por el contrario, sólo tendrían que andar un kilómetro, y por zona urbana". El ministerio no pagaría el transporte escolar, por ser un trayecto inferior a los cinco kilómetros.
El alcalde de Zarzalejo, Manuel Cortés, ve lógico que el pueblo tenga un solo colegio, ya que "ahora hay una profesora para ocho párvulos". Cortés considera que la solución está en que el Ayuntamiento, ayudado por la Comunidad, ponga un servicio de autobús que una ambos barrios.
El 12 de agosto hubo pleno municipal sobre el tema. Los siete miembros de la corporación (tres de AP, dos del PCE, uno del PSOE y uno del CDS) votaron a favor de la ubicación prevista para el nuevo colegio. Al término del pleno hubo incidentes. Las versiones son contradictorias.
María Jesús Pastor, del barrio de arriba, lo cuenta así: "Estábamos cinco mujeres charlando en los poyos de la plaza, y el alcalde, no sabemos por qué, no había salido del Ayuntamiento. Vino su mujer llorando, y a nosotras nos dio mucha pena, porque es amiga de toda la vida. Después vino la Guardia Civil, era una situación ridícula. El alcalde empezó entonces a gritar que nos marcháramos desde el balcón. Yo, que soy muy bromista, le pregunté que si se hacía más macho cuando venían los guardias. No pasé más".
Abel Pascual, representante del barrio de abajo, lo cuenta de otra forma: "Quince mujeres del barrio de arriba le tuvieron encerrado [al alcalde] dos horas en el Ayuntamiento. No le dejaban salir, amenazándole con tirarle por el balcón, incluso han amenazado a su esposa. Tuvieron que ir los guardias civiles a sacarle". El alcalde confirma la última versión: "Mi familia y yo hemos recibido amenazas. Incluso, tras el pleno, llamaron a mi esposa para decirle que me iban a pegar dos tiros. Por eso he dimitido". En un pleno extraordinario para estudiar su dimisión, tres concejales votaron a favor y tres en contra. Los tres de Coalición Popular dimitieron.
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