El primer país de América castigado por no pagar
Perú, un país con sueldos mínimos mensuales de poco más de 40 dólares, una mortalidad infantil del 100 por 1.000 e ingresos por exportaciones a la deriva -las últimas previsiones apuntan hacia 2.500 millones de dólares frente a los 3.100 millones previstos inicialmente-, se ha convertido en objeto de castigo ejemplar por parte del FMI. En la última sesión del directorio de este organismo, celebrada el pasado viernes en Washington, el Fondo decidió declarar al Perú "inelegible" para nuevos créditos, inhabilitación que comparte con países como Sudán, Liberia, Vietnam y Guyana.Esta decisión se daba prácticamente por descontada desde el pasado martes, cuando el Gobierno de Alan García efectuó un pago de 35 millones de dólares de los 180 que debía abonar en concepto de vencimientos al FMI. Era la segunda vez que Perú incumplía sus obligaciones con el FMI.
Además de estos incumplimientos, la retórica beligerante contra el Fondo del propio presidente Alan García y de su ministro de Economía, Luis Alva Castro, parecían augurar un desenlace próximo a la ruptura.
Esa ruptura no se ha producido puesto que el presidente del Banco Central de Reserva, Leonel Figueroa, afirmó que Perú seguirá siendo miembro de .Fondo y manteniendo a su representante porque es mejor estar dentro que fuera".
Pero casi al mismo tiempo García afirmaba que las teorías del Fondo son "inaplicables e inaceptables", para sostener después que no tenemos ningún miedo a figuras y fantasmas de papel, amenazas y declaraciones".
En una reunión con sindicalistas latinoamericanos, Alan García señaló que esa declaración de "inelegible" significa que "no se ha entendido la voz de Perú" porque el FMI es "el gran fiscal y guardián de la economía imperialista y del capitalismo internacional".
Advirtió el primer mandatario peruano que no importa tanto el crédito de esta institución como el símbolo de la declaración, "dado que el crédito ha sido siempre utilizado para pagar créditos anteriores y ha sido un carrusel y un reciclaje de deudas viejas con intereses cada vez más altos".
Dijo también que "no podemos aceptar que se estrangule la economía nacional y que el primer deber del Gobierno peruano no es satisfacer las demandas externas, sino atajar la tuberculosis, el hambre, la subversión y el narcotráfico. "Las demandas externas -afirmó- pueden tener contenido en títulos legales, pero no tienen contenido moral".
Las reacciones de los grupos políticos han sido dispares. Por el lado conservador, uno de sus principales dirigentes, el senador Felipe Osterling, responsabilizó al Gobierno de "haber puesto al país en el disparadero, puesto que no podemos vivir fuera del contexto monetario internacional".
Por parte de Izquierda Unida, primer grupo de oposición, el senador Enrique Bernales advirtió que "si hemos optado por la confrontación con el Fondo, tenemos que asumir ese hecho y reconocer que no se nos abrirán otras puertas".
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