Recuperación de Dúo Vital
Desde que se hizo cargo de la dirección del Festival Internacional de Santander José Luis Ocejo, aparecen con frecuencia en programa las obras más destacadas de los músicos cántabros. En el caso de Arturo Dúo Vital (Castro Urdiales, 1901) se trata de una verdadera y justa recuperación: a la suite, la sinfonía, las canciones a solo y corales ya escuchadas se añade la. Sinfonía Benedicta, que estrenara en Madrid la Orquesta Nacional con Arambarri el año 1960 y que sólo ahora, 26 años después, llega a un festival que cuenta 35 años de historia.Muchas veces he comentado cómo la generación del 27, tan amplia y rica, ha estado prácticamente monopolizada por los grupos de Madrid y Barcelona, con lo que, una vez más, se tomó la parte por el todo, especialmente si la parte procede de las grandes capitales, con su enorme poder de presión y hasta de absorción.
En la Sinfonía Benedicta para solos, coros y orquesta, interpretada el pasado fin de semana en Santander, Dúo Vital ha construido unos cuadros amplios sobre argumento vasco y en parte cantados en euskera. Se trata del tema históricoreligioso de la Virgen de Aránzazu, aparecida en el primer tercio del siglo XVI, en un medio agitado por las guerras, de pastorcillo Rodrigo de Balsategui. Tras una breve alusión a lo bélico, la aparición encuentra clima, y ambiente de pastoral para dar paso a la voz infantil que entona los versos de un antiguo romance.
No gustó nunca Dúo Vital de los abusos descriptivos, y prefirió atacar el fondo sustancial de las cosas, ligado en una obra como Benedicta, a pulsaciones humanísticas de profundo sentido religioso. "Paz, justicia", cantan las voces unánimes; "cesen las luchas fratricidas y los odios sangrientos". El juglar (Alfonso Incera) lanza su exaltación: "¡O Euskeria, alma grande en cuerpo enjuto y pequeño!". María Folco, la cantante que divulga constantemente el repertorio vocal de cámara de Dúo Vital, el cantorcillo mezzosoprano Francisco Javier Maza y el bajo Alfonso Echevarría completaron un cuadro que, junto a la orquesta y coro de la RTVE, ofrecieron una excelente versión: su mayor mérito fue el de la claridad, nada fácil en una partitura tan hermosa como difícil.
El programa se completó con una cantata de Menotti ya programada otras veces por Miguel Ángel Gómez Martínez: La muerte del obispo de Brindisi, basada en la célebre "cruzada de los niños". La eficacia dramática del músico italiano es indudable, pero latía más profunda emoción en los pentagramas de Dúo Vital.
El bajo Harald Stamm lució en la parte del obispo gran nobleza de timbre y estilo, así como la mezzosoprano española Carmen González. La escolanía del colegio salesiano, dirigida por Carlos Labarta, fue importante contribución a una jornada de éxito y de interés.
Babelia
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