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La 'guerra de las galaxias' encuentra nuevos problemas en el Senado de EE UU

, El Senado de EEUU, por el margen mínimo de 50 votos contra 49, rechazó el pasado martes el más serio desafío planteado hasta el momento a la Iniciativa de Defensa Estratégica (SDI) del presidente Ronald Reagan, conocida como guerra de las galaxias. La Cámara, de mayoría republicana, votó contra reducciones adicionales de los fondos para el proyecto. Reagan pidió inicialmente 5.300 millones de dólares (unos 715.000 millones de pesetas) para el presupuesto de investigación de 1987, pero el Comité de Fuerzas Armadas del Senado recortó el total a 3.900 millones de dólares (un 28% más que en 1986). Las propuestas derrotadas pretendían reducir los fondos para la SDI a 3.240 millones de dólares.El Senado no se limitó a rebajar las expectativas presupuestarias de Reagan, sino que aprobó una directiva que rebaja el concepto estratégico que inspira la SDI. El objetivo del sistema a diseñar será la cobertura de los silos de los misiles intercontinentales y de los centros de mando como Washington y otros, en lugar de toda la población del país, como pretendía el plan original.

Los críticos de los excesos presupuestarios del presidente -que a estas alturas de su proyecto más querido son tanto conservadores como liberales, frente al apoyo total de que gozaba al ser anunciado hace tres años- señalan que se está gastando demasiado dinero y demasiado rápido, en detrimento de otros programas.

Obstáculo al acuerdo

Tanto los reticentes a abrir más el grifo de los millones como los partidarios de dar a Reagan lo que pide, aseguran que tienen en mente no ya los resultados últimos del proyecto (que no comenzarán a tomar forma hasta la próxima década), sino las negociaciones sobre limitación de armas estratégicas de Ginebra. Los primeros argumentan que la guerra de las galaxias, dada la oposición soviética a aceptar la defensa estratégica en el marco teórico del control de armamentos, es un obstáculo para lograr un acuerdo con Moscú para la reducción de armas nucleares de largo alcance.

Los partidarios de la SDI consideran que ésta es una carta negociadora de primer orden capaz de forzar un acuerdo en Ginebra que incluya simultáneamente una reducción sustancial de arsenales ofensivos y la adopción por las dos superpotencias de sistemas defensivos. Algunos equiparan esta pretensión, al menos desde la perspectiva de Moscú, a la cuadratura del círculo. Sobre todo si se tiene en cuenta el coste total -hasta fin de siglo- de un proyecto aún en estado de indefinición, es estimado en 135 billones de pesetas.

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