Miguel Sierra estrena 'La belleza del diablo' en San Sebastián

La obra La belleza del diablo, de Miguel Sierra, dirigida por Jaime Azpilicueta y producida por Luis Cifuentes, será montada hoy en el teatro Príncipe de San Sebastián. Es el estreno en España de esta comedia, en la que intervienen como actores, entre otros, María Asquerino, Amparo Larrañaga e Iñaki Miramón. El autor y el director de esta obra coinciden en afirmar que esta pieza de teatro la pueden ver "todos aquellos espectadores que quieren sentarse en una butaca de teatro para divertirse, sentirse bien y no plantearse problemas". Éstos se los planteó, o, más bien, los tenía, el autor cuando en Arabia Saudí decidió que tenía que dejar plasmado sobre el papel y en un guión para el teatro "todas las incógnitas que sobre el bien y el mal, el ser o el no ser, se habían ido acumulando a lo largo de mi vida".

En un escenario como Yeda, en Arabia Saudí, para los árabes la gran abuela, y en el que según cuenta la leyenda está enterrada Eva, una de las figuras de la obra, comenzaron a cobrar vida los personajes que habían volado por la imaginación del autor. "De esa primera versión escrita en el desierto a la que hoy se representará sobre las tablas del escenario hay muchos elementos añadidos", indica Sierra. Entre ellos, la música, que fue compuesta por Edy Guerín. La obra la necesitaba, "pero yo", señala el autor, "no sabía cómo escribirla; era algo que se me escapaba, pero finalmente se consiguió y el producto ahí está".

El autor de la obra tenía, según indica, la necesidad de buscar a Dios. "Incluso en esas pequeñas críticas que yo le hago está incluida esa necesidad". Para Miguel Sierra, "el diablo es un fracaso de Dios y en el fondo una víctima de él". Jaime Azpilicueta, el director, decidió estrenar La belleza del diablo en San Sebastián porque en esta ciudad fue donde dirigió su primera obra.

Dos generaciones

El personaje del diablo, interpretado por María Asquerino, no es la mítica figura que pueda existir en la imaginación del ser humano. intenta ser diablo", matiza Azpilicueta, "pero no quiere asumirlo. Al fin y al cabo es lo que nos pasa a todos después de haber acumulado sobre nuestras espaldas un gran número de años y experiencias, a los que se unen fracasos y éxitos que te hacen ir cambiando el sentido de las cosas y valorarlas de muy diferente manera a la que pueda tener una persona joven que está comenzando a descubrir la vida".En el escenario del teatro Príncipe se enfrentarán esta noche dos generaciones teatrales; por un lado, la de María Asquerino, una mujer con muchas tablas, y otra bien distinta que empieza a nacer: la de Amparo Larrañaga e Iñaki Miramón.

Según el director, es lo que pasa en la vida real. En el teatro se verá el enfrentamiento entre dos mundos distintos, en el que uno tiene que aprender de otro porque es ley de vida. En La belleza del diablo aparece Dios, un personaje que no está encarnado por ningún ser real, un muñeco que se mueve por control remoto y que cobra vida en cada uno de sus movimientos.