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Reportaje:

'Nancy' teme a Gaddafi

El miedo a atentados libios hace disminuir el número de norteamericanos en los cursos para extranjeros

Una saga de novelas de Ramón J. Sender dio fama a Nancy, una norteamericana que venía a nuestro país a hacer su tesis doctoral y que acababa enamorada del sol, de la paella, de los toros y de un joven moreno de verde luna. No pasaron por su calidad a la historia de la literatura aquellas narraciones, pero Nancy existe. Desde hace mucho tiempo acude puntual a los cursos de verano para extranjeros que se celebran en las universidades y colegios mayores de Madrid y del resto del Estado. Este año, sin embargo, cientos de Nancys han anulado sus reservas de plaza en los cursos ante el temor a sufrir en nuestro país atentados libios tras el bombardeo de Trípoli por parte de los aviones norteamericanos, en abril pasado.

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Francisco Sanz Miras, subdirector del colegio mayor Chaminade, se encontraba precisamente en Estados Unidos promoviendo los cursos de verano que su centro organiza, desde hace ocho años cuando los aviones norteamericanos atacaron las ciudades libias. "La información que dio la prensa fue tremendista. Se dijo a los ciudadanos que existía grave peligro para quienes vinieran a Europa. Hubo incluso una llamada al patriotismo para que no se viajara a Francia y España como castigo por no haber dejado pasar por su espacio aéreo a los aviones esta dounidenses que partieron desde Gran Bretaña".Consecuencia de aquella llamada fue la anulación del 40% de reservas que para los cursos del colegio mayor Chaminade habían hecho los Community College del Estadio de California, en el que fundamentalmente trabaja el colegio madrileño.

En términos similares se pronuncia Emilio Palacios, director de los cursos que organizan conjuntamente las facultades de Filología, Geografía e Historia y Filo ofia de la universidad Complutense. "Las peticiones de información habían crecido mucho respecto a otros años, pero en abril cayeron en picado. Finalmente vamos a tener unos 290 alumnos, frente a los 388 que se matricularon el año pasado. Los que faltan son los norteamericanos".

Ventana abierta

Los cursos de la Complutense tienen ya larga historia. Hubo un tiempo, allá en los años cuarenta y primeros cincuenta, en que eran una de las pocas ventanas que el régimen franquista mantenía abiertas al mundo exterior. Puesta España de moda con la llegada de la democracia, muchos colegios mayores del propio campus complutense se sumaron a la Universidad y organizaron cursos en colaboración con diversas instituciones y empresas extranjeras.Éste es el caso de Yolanda Guerrero Escalante, una norteamericana de origen chicano que lleva ocho años trayendo grupos de estudiantes al Chaminade desde el condado californiano de San Diego, casi en la frontera con México. "Vine en 1978 como empleada de la universidad de California, pero después he creado una pequeña empresa para atender yo misma la demanda de clases de español en el condado. La nuestra es una zona donde hay muchos hispanos y donde muchos maestros, profesores, directores de escuela, psicólogos, enfermeras y profesionales de este tipo trabajan en ámbitos bilingües, por lo que necesitan para su trabajo diario dominar bien el español".

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En diciembre, todos los años, Yolanda envía publicidad de sus cursos a todas las escuelas de todos los niveles del condado. Este año, en marzo, tenía ya 25 alumnos, cifra que se redujo a 12 al día siguiente del bombardeo norteamericano de las ciudades libias "Me quedé con la mitad progresista. Los convoqué para discutir con ellos la posibilidad de cancelar el curso, pero me convencieron para que lo mantuviera. Consideraban que venir a Madrid era también una manera de manifestar nuestro desacuerdo con la política de Reagan y con el tratamiento dado en la Prensa de nuestro país al problema del Mediterráneo".

Presiones

Pese a todas las presiones, pese a la bomba que estalló en Barajas a finales de junio, las 10 mujeres y los dos hombres alumnos de Yolanda Guerrero llegaron a Madrid el 1 de julio. Antes, en la última semana de junio, habían recibido ya clases de español en la propia San Diego y se habían familiarizado con objetos cotidianos de la capital española.La estancia del grupo de Yolanda Guerrero en España dura tres semanas. De nueve a doce de la mañana se imparten clases de gramática, lectura sobre temas españoles y actualidad política, cultural y social del país. Entre los temas de lectura de este año figuran el chateo, los toros, Antonio Machado, los códigos del ligue, los serenos y Federico García Lorca.

En las clases de actualidad se- ha hablado del referéndum sobre la OTAN, del triunfo del PSOE en las elecciones del 22 de junio, de la recuperación del cuadro de Goya La marquesa de Santa Cruz y del problema de integración de los gitanos.

Museos y tapas

A las doce se visita cada día un lugar de interés de Madrid: el Museo del Prado, el de Arqueología, los bares de tapeo de la plaza Mayor... "Hemos estado en la Semana del Erotismo, y en Casa Mingo comiendo pollo asado y queso de Cabrales", cuenta la responsable del grupo.Durante la tarde cada estudiante dispone de su tiempo para buscar el lado vacacional a su estancia madrileña.

"Se adaptan tan rápidamente, que cuando tienen que volver a su país algunos lo hacen llorando", afirma el subdirector del Chaminade. Ratifican tal circunstancia dos alumnas que ya han estado en España anteriormente, Bonita Trotter y Anna Lundberg. Esta última, que cuenta 41 años, insiste en el cambio producido en nuestro país en los últimos años. "Yo vine por primera vez a principios de los setenta, y recuerdo que en el aeropuerto había muchos guardias con metralleta y con un gorro parecido al de Micki Mousse".

Grupos organizados

El curso de Yolanda concluyó el pasado día 20. Las habitaciones del Chaminade han sido ahora ocupadas por un nuevo grupo de 35 estudiantes procedentes de Nevada. "A lo largo del verano tendremos en total unos 200 norteamericanos, frente a los 300 del pasado año", concluye Sanz Miras.No es el Chaminade el único colegio mayor madrileño que alberga en sus aulas cursos de este tipo. Este año, en el Guadalupe hay un grupo de 70 hispanos residentes en Estados Unidos que estudian lengua y literatura española en un curso que organiza el Instituto de Cooperación Iberoamericana, y otro de 80 franceses que estudian lengua, literatura y arte. El San Pablo y el Marqués de la Ensenada tienen también grupos de distinta procedencia.

Mientras a los colegios los alumnos llegan en grupos ya organizados, en los cursos de la propia Complutense la matrícula se hace a título individual. La primera Universidad española promueve sus programas de verano a través de embajadas, consulados y centros españoles de todo el mundo.

Los alumnos pueden matricularse en tres tipos de curso: los intensivos de lengua española (del 1 al 18 de julio y del 21 de julio al 8 de agosto; el general de lengua y cultura española (del 7 de julio al 8 de agosto), y el superior de lengua y literatura española, que se desarrolla en las mismas fechas que al anterior. Por ellos han pasado en los últimos 40 años muchos de los más importantes hispanistas.

Las clases son impartidas por 30 profesores de la Complutense. Se complementan con ciclos de conferencias (este año sobre la escultura española actual y sobre García Lorca), con visitas a museos y barrios existentes en el lugar, excursiones a otras ciudades y proyecciones de películas del último cine español.

La matrícula cuesta a cada alumno 23.000 pesetas en los cursos intensivos y 30.000 en el general y superior, cantidades que dan derecho a la asistencia a clase y a utilizar todos los servicios de la Complutense, desde las piscinas y las canchas de tenis a los seguros médicos. "Algún año se ha perdido dinero, pero está claro que nuestro objetivo no es ganarlo", afirma el responsable del programa, Emilio Palacios.

Estados Unidos, Japón, Taiwan, la República Federal Alemana, Francia e Italia fueron, por este orden, los países que aportaron mayor número de alumnos el pasado año a los cursos de la Universidad madrileña.

Este año se ha experimentado una disminución de norteamericanos del 40% y un considerable aumento de alemanes y de suramericanos, estos últimos en el curso superior. Los japoneses ya no constituyen novedad, son fijos año tras año.

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